12 de septiembre de 2010

Sólo un café me embriaga y sueño con su aroma [Parte 2.3]

Que más nos espera en este estado onírico que se renuncia a morir y continuar alargándose, tercera entrega del segundo relato.
Antes debiste haber leído la PARTE 2.1 y PARTE 2.2 
Eres un tarado – me decía con la vista al frente buscando algo que ver recelosamente y ese objeto no tendría que estar en mi dirección – Debo decirte algo, me agrada que seas poco común… siempre tienes cada cosa que saca de sí a cada uno… ¿Qué me dirías si te digo que te he tratado de estar coqueteando todo el tiempo?

Una respuesta simple, no te creería – le respondí llevando mi vista a su rostro en perfil donde podía notar su respirar que llevaba a la molestia absoluta y pase mi mano acariciando su hombro. Obviamente ella reacciono negativamente y suspiro.

Bueno, tienes razón. Tú no podrías gustarme de alguna manera distinta a “conocidos” o amigos… – ella declaraba con un tono de sarcasmo, como si fuese una broma – Supongo que no haz de recordar nada de lo que paso anoche, eres un olvidadizo.

Al terminar esa frase se dio la vuelta, justo en ese instante A… venía saliendo de la tienda, M… camino lentamente haciendo más evidente su contoneo habitual a caminar y con paso duro y decidido. De alguna manera, hice que se enojase y no tenía idea porque aún así me pareció un poco cómico.

A… se acerco a mí y me abrazo por la cintura mientras yo veía al frente mientras que M… se colocaba a un lado de mi un poco más cerca y veía en la misma dirección que yo. Me gire un poco para dar la cara a quien se acogía de mi cintura.
A… dijo sonriendo – Entonces galán… ¿A a donde nos vas a llevar?

Jajaja… ¿Galán? Bueno, no tengo idea a donde ir pero me gusta esta vista. Me declaro a su merced, tú sabes que hay por aquí y que no hay. ¿Por qué no eligen a donde ir? Solo recuerden que no tengo mucho dinero para gastar, así que no puedo pagar grandes cosas…

El traerte aquí no solo fue para que veas a A…, no la verdad es que vienes de invitado y fingiremos que eres guapo y nosotras somos tan amables que pagaremos todo. – M… declaraba con el seño fruncido y buscando torcer la boca para disimular su molestia para el que se yo que hice para molestarle. Inmediatamente después entramos en un debate de mi vergüenza a dejar las cuentas a ellas nada más.

Bueno, puedes pagar las propinas o algo así. Pero por lo que vamos a gastar no te preocupes esta vez será más de nuestra parte que tuya, igual y le puedes pagar de otra forma a M… - decía A… con cierta picardía e intensiones de molestar a M… quien reacciono dándole un pequeño golpe en el brazo y riendo con ella para que me dijeran que no me preocupara.

La tarde avanzo y el fastidio, tedio con el enojo como neblina se fue disipando junto con los cigarrillos que llegue a compartir junto con ellas aun que no era opción él no compartirlos.

De camino a casa de la señorita A…, M… camino a mi asiento me hizo recorrerme a la ventana para que ella pudiera sentarse, se acomodo el cabello y me dijo con un tono bajo en su voz y viéndome de reojo a través de ese mechón de cabello que se rebela en todo momento para quedar fuera de su vista – La felicidad por la que fui atacada anoche no fue casualidad y quise contagiarte con mis propias razones. ¿Lo recuerdas, no es así? – Sus ojos brillaban cuál ventana en noche de neblina y la habitación iluminada por velas.

Cerré un instante los ojos girando mi cabeza directamente hacia ella, sobe mi barbilla al mismo tiempo que abría mis ojos para verle completamente. Por su parte ella giro su torso para dejarme verle con sus ojos fijos junto los míos y deje escapar mi respiración lentamente…

Te seré sincero – su rostro dibujo preocupación y volteo lo más rápido posible a ver a su compañera que dormitaba hechizada por Morfeo – realmente no soy capaz de olvidar nada que tenga ver contigo. No solo al conocerte en éxtasis de la felicidad contagiando mi amargo ser… Desde conocerte en una tarde atestada de coincidencias hasta llegar y compartir el mismo paso contigo, no puedo olvidar nada de eso porque me insultaría a mí mismo. Tú aroma, inolvidable y más al mostrarte en tu dopaje de felicidad absoluta me embriago haciéndome caer en tu oferta.

Su boca se abrió un poco mostrando el brillo de su saliva para decir algo mientras que sus ojos se abrían cada vez más ante cada una de mis palabras que salían como si mi boca tuviese vida propia.

Y no solo por anoche… - dije dejando escapar aire.

Fundirme en tu piel… - dijimos al mismo tiempo y callamos sorprendidos. No soportando más mi mirada se giro al frente y yo me recargue en el asiento entrecerré una vez más mis ojos relajándome.

Se levanto de un salto haciendo un gruñido de fastidio, según mi juicio, dando paso al asiento trasero para estar con su compañera mientras que yo me dedicaba a ver el paisaje recorrido.

Me levante del sillón bebí el último sorbo de mi café para guardar mi libreta en mi maletín, necesito aire, baje las escaleras para salir del establecimiento. La camarera amable platicaba emocionaba con su compañera de trabajo interrumpiendo eso para darme un vistazo rápido que le agradecí sonriendo para pasar a sentarme fuera del establecimiento. Esto es extraño, me provoca un cigarrillo.

Respira, respira más… cada vez es más fuerte, realmente me siento ahí. Creando realidades para escapar de mi solitaria verdad. ¿Acaso estoy sólo? No, no es así. Tengo a esa persona que se aprecia, quiere y se puede llegar a amar. ¿Qué carajo está pasando? ¿Realmente conozco a M…?

Esas y más preguntas me fui formulando mientras iba en camino a mi departamento, era suficiente por este día.

Cayó la noche y parecía que iba a ser turbia ya que Morfeo se cabreo conmigo y estaba decidido a no visitarme como novia enojada con el amante, ni una llamada de él recibiría. Sin más y tirado así a mi suerte jale la silla de la computadora hasta mi ventanal donde corrí las ventanas y vi a la seductora y malévola luna en su forma sonriente, brillante y casi podía escuchar esa carcajada acallada por sus dientes juntos para dibujar esa sonrisa sarcástica y macabra. Esta noche es la noche, no sé cómo y ni sé cuándo pero algo pasaría, esa frase “esta noche es la noche” paso varias veces por mi cabeza mientras veía el fulgor de la luna comiendo un emparedado… 
Continua PARTE 2.4

No hay comentarios: