22 de octubre de 2010

¡Ya no más café! [Parte 3.1]

He sido cruel al tardar tanto con esta entrega y extiendo mis más sincera disculpa hacía ti, pero sin más aquí esta el inicio de la tercera y última parte de este relato.
Antes de continuar leyendo debiste leer PARTE 1.1, o bien, las partes: PARTE 2.1, 2.2, 2.3 ó 2.4 

Salía del baño secándome la cara le dije – Permíteme, deja me pongo una camisa – ella me sonrío y me siguió a la habitación, yo me quite la camisa arrugada que tenía y jale una camisa negra limpia y planchada, ella me la puso lentamente y sonreía de una manera angelical. Me gustaba el verle, realmente era hermosa y tenía una gracia maravillosa, un poco más intensa que mi amiga presente en sueños…

Caminábamos y platicábamos de cosas triviales y hablando de recuerdos, claro, estos brotaban de mi boca sin que mi cerebro recordase exactamente los momentos. ¡Pero realmente puedo asegurar que todo lo que decía realmente lo recordaba! Entonces, ¿de dónde viene esta sensación de no saber quién es ella, si es claro que le conozco? Sin embargo, caminaba a su lado y me sentía realmente… cómodo y, creo, hasta me hace sentir feliz.

Entramos a un pequeño café cerca de una plaza comercial, me agrado inmediatamente el lugar pues con paredes de color marrón con un estilo minimalista en blanco y a media luz daba una sensación tan cómoda que me provoco el tomarla con fuerza de la mano y guiarla al interior del lugar hasta un cómodo y acolchado sillón.

Sentados sonreíamos, no decíamos nada después de una plática tan continua, hasta que me decidí por matar el silencio - ¿No te molesta que siempre digan que este silencio es incómodo? ¿Por qué debe de siempre estarse hablando…?

Me interrumpió diciendo – Contigo no existe ningún silencio, al no hablar y que solo tus ojos se fijen en mi me estremece como desde el primer día que te vi y me siguen dando esas mariposas en el estómago… Me dices todo sin decir nada…

Ese comentario me hizo sonreír, en ese momento nos trajeron nuestras respectivas bebidas con una botana, comíamos y bebíamos platicando y contando chistes que de algún lugar debí de haber leído.

Pasadas unas cuantas horas resolvimos por pagar la cuente e irnos. Pague la cuenta y seguimos hablando mientras nos encaminábamos a la salida del local, en ese mismo instante, un grupo de personas entre empujones, risas y alaridos comenzaban a entrar al local.

Nos apartamos permitiendo que varios de aquellos sujetos ingresaran, en su mayoría hombres, pero exactamente cuándo avance dos pasos para poder salir del local, debajo del marco, pasa una chica con una chamarra que le quedaba holgada, cabello ondulado… Cruzamos la mirada, esos ojos, grandes y brillosos de mirada distraída. ¡Me llevan los mil demonios!

Todo se torno negro a mí alrededor por no sé cuánto tiempo, mis ojos estaban clavados en su rostro redondeado y ella inmóvil, mi brazo lo sentía oprimido y una presión agolpaba mi pecho… Fue cuando sentí mi celular vibrando y entonando los acordes de una guitarra eléctrica, me di vuelta y conteste, en la acera le seguía viendo mientras dio un lento giro donde me miró una vez más, sonrío y siguió a sus compañeros a la mesa del fondo…

Colgué, gire y viendo directamente a mi acompañante dije – Tengo trabajo que entregar mañana, debo desvelarme, lo lamento… Te llevo a tu casa – mientras me torcía la boca asintió. Le acompañe a su casa y, después de un tierno beso como despedida, en el mismo taxi pase por el café, la música se podía escuchar y continué solo unas cuadras hasta mi departamento.

En el departamento con la laptop en las piernas escribía mi trabajo a entregar por la tarde del día siguiente, pero seguía en mi cabeza la imagen de aquella muchacha del bar, no entraba a mi cabeza que realmente fuese ella. ¿Cómo puede ser ella, aquella que en mis sueños insolentes habita? Supongo que sólo son las ganas de verla…

Pasaron unos minutos cuando la duda y mis sueños en flashback a blanco & negro no dejaban de golpear mi mente. La verdad estaba a unas cuadras de mi, despeinándome y dando vueltas en la sala tome mi chamarra y salí en camino al café.

La música ya había cesado y yo frente a la entrada del café, inmóvil y pensativo si debo entrar… Con un <<QUE DIABLOS>> a punto de gritarlo entre, el que atiende la barra me dijo algo que no alcance a escuchar mientras seguía caminando al final del café, escuche risas y platicas sin un orden preciso, ahí aquel grupo de muchachos. Le busque con la mirada, rodee dos veces cada rostro, de hombre y de mujer para que terminara no encontrándola entre el bullicio.

Me senté dejando escapar un suspiro, quizás de alivio, pero eso significa que mi imaginación juega en mi contra y manipula mis emociones…

Voltee lentamente hacia la entrada, CARAJO, me dije, pues ahí inmóvil con la vista hacia donde me he sentado. Mi boca la sentía seca pero mi mirada no perdía de vista su mirada, esperando alguna acción, como si esperará un ataque. Sólo alcance ver cuando respiro un poco, trago saliva e intento dar un paso…

Era mi momento, me levante suavemente acomodándome el cuello de mi camisa junto con la chamarra, camine lentamente hacia ella, cada paso que daba sentía como todo se volvía negro y parecía como si ella estuviese envuelta en la luz de algún reflector. Sólo a dos pasos de ella, viéndole directamente a los ojos al igual que ella dije - ¿Eres M…?

Continua PARTE 3.2