22 de octubre de 2011

Una cerveza, por favor...

Este es un nuevo experimento, ahora y por primera vez bajo la idea e inspiración de una persona especial para mí... Sumérgete en mis letras, giremos en otra dirección esta vez.
Era uno más de mis días saliendo del trabajo y comprando un café para beberlo en lo que llegaba a comer a casa, ninguna invitación a una fiesta, nada de beber en un bar, pero fue hasta un viernes donde me ataco el aburrimiento y la televisión por cable no ofrecía nada que me entretuviese que decidí salir.

¿Adónde? Con esa pregunta en la cabeza fui caminando por la ciudad por un momento hasta que se me ocurrió ir a un bar, así que busque uno de que tanto escuche en el trabajo.

Ahí estaba yo intentando beber una cerveza en la barra, después de un tiempo sin hablar con nadie voltee al otro extremo de la barra había un tipo que encendía con un ademán elegante un cigarro volteando a todas direcciones mientras lo hacía.

De alguna manera, supongo, me quede viendo hacia allá por qué en un momento que veía el final de mi cerveza se acercó a donde estaba y me pregunto acercando su rostro a mi oído - ¿Estás esperando a alguien o…?

La verdad es que titubee para responderle que venía sólo, ya sabes que soy tan bueno para hablar como para hacer una cirugía a corazón abierto.

-Bueno, ya mucho cuento y poca acción. ¿Qué pasó?

Jaja, de acuerdo… Pues me invito otra cerveza en ese momento y me dijo que no me quedará en la barra que si íbamos con sus amigos. Así que fuimos…

No paso mucho tiempo, claro después de que me presento con sus amigos, para que estuviésemos platicando con el mismo trago durante un largo tiempo para después estar bailando con él en la pista. Y si, antes de que lo digas, sigo siendo un asco bailando pero ahora me esforcé más por qué el sonreía al ver que me sabía la coreografía de la canción.

La noche fue divertida pero a mí me atraía su barba, su mirada y esa sonrisa de Casanova fingiendo ser un chico bueno.

-¿Saliste del bar con él y sus amigos?

Sí, inmediatamente me aparto del grupo y acariciando con su dedo mi pecho me dijo - ¿Qué tal si vamos tu y yo a otro lado? Creo que ellos se irán a su casa…

-Y te pusiste de loca y te fuiste a su casa…

¡Jaja! Claro que no, soy así. Le propuse que fuésemos a cenar. ¿Qué puedes salir a cenar con el tipo que te está gustando a las 3 de la mañana en esta ciudad?

-Tacos y terminaron siendo los tacos con los que te gano…

No realmente, después de la fabulosa cena callejera partimos a mi casa y yo iba con la idea original de quedarme en ella y que él se fuese a la suya. Al final, no fue así.

Fuimos a mi casa, al bajar del carro le invité a que siguiéramos platicando en mi casa y el sin pensarlo se estaciono.

Nos sentamos en el único sillón que tengo en mi improvisada sala, no tenía más que tres cervezas en el refrigerador así que tome dos y las bebíamos mientras me platicaba de lo que estaba estudiando y de sus trabajos momentáneos…

Me vi reflejado en sus ojos, sentía su mirada recorrerme y es cuando no pude más que inclinarme con cierta lentitud y tomarlo por el cuello, acercarlo a mí boca para con mis dedos rozar su barba, sigo diciendo que no me agradan pero en el lucía bien y seguía sin sentirse tan bien, comenzamos a besarnos…

El era más que rápido, acariciaba mis brazos, bajaba hasta mi cadera y llegaba a mis piernas solo para que lo detuviese antes de llegar a mi entrepierna. Mientras yo me entregaba a ese beso tratando de ser pasional cuando era más que apresurado y deseoso de comer más que mis labios mientras me raspaban esos bellos de su cara…

-¿Y solo te lo terminaste manoseando toda la noche?

La verdad es que me gano, fue una forma de perder la idea del espacio y el tiempo. Cedí al grado que en un momento estábamos completamente desnudos en mi sillón, Rozaba su pecho con mis manos y mis labios se apoderaban de su cuello buscando un exquisito sabor…

Bajaba por su vientre hasta llegar a su hombría, carajo ahí tenía que detenerme pero parecía fuera de mí y comencé a besar ese falo, algo que no creo volver a hacer…

El joven estuvo por decaer ante mis embestidas alimenticias, me detuve con tiempo para aprovechar y ser el primero en embestir y conquistar a mi amable amigo.

Sin oponer resistencia, sin decir nada y envuelto en mi trance…

¿Qué, deseas que pare?

-No, para nada. Me encanta la forma que lo cuentas, suena algo romántico cuando de verdad era algo más que sucio…

Jaja… Pues lo conquiste de un solo golpe, el soporto el dolor recordando el gozo, así embestida tras embestida él olvidaba el dolor y se entregaba al placer.

En este tipo de relaciones conoces el dolor cada vez que se intensifica la pasión y desaparece mientras el activo más en contacto con el desee conquistar al pasivo… Así pues paso tan solo un rato hasta que mi compañero llego a la cima del éxtasis.

El fue escalando la cima de forma apresurada e impetuosa mientras yo embestía con fuerza en su alcance y ahí, nos encontramos estallando juntos…

Pero a que no adivinas lo más curioso de todo esto…

-¿Qué, que pasó? Se volteo y te ensarto hasta que te dolían las piernas y terminaste pidiendo…

¡No! Le petit norte, mi compañero se desvanece toda la noche después de alcanzado el clímax… Fue algo bueno, volví en mi pero con rastros del deseo de que todo continuase.

A la mañana siguiente desperté como de costumbre, le desperté y pedí que se fuera. A la salida cuando subía a su carro, me preguntó si me vería de nuevo pero no pude responderle.

Creo que las cervezas, solo, vuelven las cosas interesantes… Debes acompañarme a la siguiente.