1 de noviembre de 2010

¡Ya no más café! [Parte 3.2]

Se bien que he sido bastante cruel al tardarme tanto tiempo en publicar la continuación y por lo tanto, te ofrezco mi más sincera disculpa y notes una pequeña recompensa a tu favor. Sin embargo, soy fiel creyente de que el aumentar la expectativa aumenta el placer. Antes de seguir leyendo debes leer PARTE 3.1
Te conozco de algún sitio. ¿De dónde te conozco? – me dijo sin apartar la mirada de mi al igual que yo le sostenía la mirada y de alguna manera me gustaba verle.

No, por lo menos dudo que tú me conozcas de un sitio en particular, pero por mi parte; te conozco de un lugar un poco común… - le decía hasta que me interrumpió para decir, mientras volteaba hacia el grupo de sus amigos con voz fuerte - ¡¿Y ahora quien es el chistosito que me anda buscando ligues en un café?! Ya dejen de joderme…

La interrumpió alguien del grupo, mientras yo seguía viendo en dirección de la puerta mientras ella reclamaba, diciendo -¡Cálmate! Si el muchacho llego solito a ver que sale contigo… - con ese comentario me avergoncé un poco pero no me moví de la misma posición, sólo gire un poco la cabeza para verle de nuevo.

Nadie me trajo para hablarte, pero te he visto en otro sitio y quiero hablar de eso contigo. ¿Me permitirías? – decía mientras señalaba el asiento donde me había sentado. Ella frunció el seño como en aquel sueño, torció la boca y dijo – Sí, te me haces familiar… - y camine a sentarme al asiento donde estaba, mientras, sus amigos seguían en su alboroto.

Ella me vio un momento, como si dudará, sin embargo aun así fue a sentarse enfrente de mí. La verdad es que estaba enfrente de mí la chica que en sueños he llegado a ver, por lo menos eso creo yo. ¿Quién me asegura que esto no es una dulce y perspicaz coincidencia de un destino bastante torcido?

Ella se sentó con el seño fruncido y dijo – Sólo algunos conocidos me dicen M… y son pocos, es diminutivo de mi nombre pero rara vez lo ocupan. ¿Cómo es que sabes tú…?

Igual y hasta crees que soy un acosador. ¿Sería abrumador no? Imagina que te siguiera cada día que sales de tu casa, te tome fotos a lo lejos y hoy es el día que me acerco a hablar contigo para intentar saciar mis deseos perversos – le decía mientras trataba de ocultar su impresión – pero sería exagerar demasiado, la verdad es que es la primera vez que te veo, de lejos, cruzando la puerta o de frente. Y ve el lado bueno, no puedo ser tu acosador porque estamos en lugar público donde están tus amigos.

¿Me vas a decir de donde es que parece que nos conocemos o seguirás haciéndote el interesante con tú plática absurda? – me interrumpió con un tono de molestia y evadiendo un poco mi mirada, como si buscase algo más.

De acuerdo, realmente la actitud es como… Bueno, bueno – decía poniéndome algo nervioso – te contare pero quiero fijar unas reglas. ¿De acuerdo?

Sólo musito un pequeño quejido y asintió con la cabeza y continué – Deberás mantenerte callada hasta que termine de relatarte el donde te vi e incluso platicamos, no me preguntaras nada al menos que sea grande tu duda y ya quieras aclararla y deberás pedirme, con educación, si puedo detenerme alzando un poco tu mano. ¿Te parece o mejor me marcho?

Una vez más asintió en silencio y comencé a relatar el sueño desde el viaje en el autobús tratando de explicar mi posible amnesia o lo que yo creía como amnesia. Ella en silencio, quizás en una fingida actitud de sumisión, me escuchaba y yo continuaba, hasta cuando llegue a contar cuando nos encaminamos al hotel.

Entonces yo estaba ahí tratando de dormirme tirado en la cama – decía, en ese instante sentí como si ella me mostrará más interés en el relato – tu, creo, te bañabas solo para salir en toalla y colocarte frente a esos sillones que llegan a tener las habitaciones. Comenzaste con una especie de discurso de la felicidad que uno puede tener en ciertos momentos, mencionaste una especie de jolgorio que recordabas de tu infancia; el desnudarte y estar así en tu hogar, incluso dormir así para sentir (según yo mencione) cómoda. Y, dijiste, “incluso cuando crecemos el sentirnos en completa desnudes, despojarnos de las ropas nos lleva a cierta algarabía”. Ahí es donde me propones que compartamos ese momento de felicidad, dejando caer lentamente nuestras ropas y, bueno, debo ser sincero sólo puedo recordar que recorrí tu cuerpo con mi mirada y sentía que el metro y medio de separación de nuestros cuerpos era abismal…

Realmente no iba  a contarle mis delirios con lujo de detalles no sólo por la increíble vergüenza que me aqueja el imaginar mencionarlos sino que también no puedo recordarlos todos con exactitud, sólo están en mi mente y me agolpan cuando parece ser (o quizás no) pertinente.

Garraspé un poco y continué diciendo – Y bueno, pues tu desnuda frente de mi y observándonos cada pedazo de piel descubierta, cada pliegue, cada sombra y en busca de cada detalle de hasta el más delicado vello del cuerpo, así es como se tu nombre…

Torciendo la boca solo como ella sabe hacerlo dijo - Así que tuviste un sueño húmedo conmigo, sin embargo; nunca antes tu y yo nos vimos… ¿Es así…?

Ahí fue cuando con alguno de los tipos que le acompañaban en aquel grupo le interrumpió informándole que ya se iban y le cuestionó si se iría sola o que haría. Sé que aquella persona me veía mientras le cuestionaba pero yo no me gire ni por un instante, mis ojos se posaron en las manos de M… que estaban sobre la mesa. Ella le dijo que no se preocupará, que se fuesen y ella llegaría bien a su casa y el protector se alejo tras la frase <<Recuerda que no vivo lejos de aquí>>.

Suspire un poco y dije – Verás, no creo que haya sido como un sueño húmedo pues no recuerdo siquiera tener una erección. No importa, así es como te conozco pero tu haz mencionado que te parezco familiar. Tienes que explicarme eso – ella sólo volteo a verme fijamente, se giro y pidió un frappuccino de sabor crema irlandesa.

Paso el tiempo, le sirvieron su café y yo pedí en ese instante un café de la casa. En silencio tomaba succionando del popote y jugueteando con el mismo, por instantes volteaba a verme pero regresaba a ver el enorme vaso mientras yo apenas probaba el café. No sé cuánto tiempo paso, ella terminó su café y yo el mío en un largo silencio.

Se acerco un muchacho con el uniforme del establecimiento ofreciendo una disculpa, pero que tenían que cerrar. Pedía la cuenta y él se aparto para traerla  y dije - ¿Te has dado cuenta que pasamos algunas horas aquí con un par de cafés sin decirnos más nada y no respondes a mi incógnita…? ¿Por qué te me hago familiar? – ella sorbió por última vez en el vaso con cierta sonrisa al escuchar el sonido que indica que en el vaso no hay más café.

Si tanto te interesara que dijera algo, hubieses insistido, sin embargo tu tiempo de charla termino y yo me voy a mi casa… - replico para que terminase respondiéndole – Estas equivocada si crees que dejare que te vayas sin que me des alguna explicación, pagare la cuenta pero que debía acompañarme a otro sitio para terminar de conversar. No dijo nada, sólo salió del café a mi lado.

Bueno, vamos a otro sitio… Ahm, creo que hay un pequeño restaurante que no cierra como a cinco cuadras de aquí. ¿Vamos? – le decía y ella veía sus tenis y sacudía los pies.

No tengo idea porque crees que voy a irme a otro sitio para seguir con una maldita plática de un tipo que cree que me soñó y ya me conoce. – Dijo mientras se acercaba a buscar un taxi con el brazo levantado. En ese instante me estire y le jale hacia a mí, con fuerza, apartándole de la orilla de la banqueta.

De acuerdo mira mi casa no está lejos de aquí estate conmigo una sola hora y ya llamo a un taxi para que te lleve a tu casa o, hazlo más fácil, dime de donde te parezco familiar. – Le dije sin soltarle el brazo y ella me escuchaba pero veía su brazo el cual no permitía que se soltase de mi mano.

Frunciendo el seño con fuerza y remarcando la voz – Ajá… Claro, como todo mundo… convenientemente ofreces tu casa. ¿Qué, a ver qué pasa ahí?

Le interrumpí alzando la voz - ¡Carajo, no quiero acostarme contigo! Eres la encarnación de un personaje de un maldito sueño… ¿No se te hace extraño que sepa tu maldito nombre? Vamos deja de hacerte la digna, ya te vas a desvelar hablemos un poco más… Quiero saber de ti.

Di dos pasos hacía donde queda mi departamento sin soltarle el brazo, ella movió suavemente su brazo para retirar el mío y dijo – Te vi una tarde que estaba en la librería de mi universidad, me estaba cayendo de sueño y juro que te vi sentarte a mi lado, que me platicabas y me convencías de ir a tomar un café. En el café te preguntaba por tu nombre, sólo me dijiste tu supuesto apodo que ahora no puedo recordar, también me insististe que probara el frapuccino de crema irlandesa… Dijiste <<es muy bueno, deberías probarlo>> muchas veces y al final cedí, al cabo tu pagarías… 
Continúa PARTE 3.3

22 de octubre de 2010

¡Ya no más café! [Parte 3.1]

He sido cruel al tardar tanto con esta entrega y extiendo mis más sincera disculpa hacía ti, pero sin más aquí esta el inicio de la tercera y última parte de este relato.
Antes de continuar leyendo debiste leer PARTE 1.1, o bien, las partes: PARTE 2.1, 2.2, 2.3 ó 2.4 

Salía del baño secándome la cara le dije – Permíteme, deja me pongo una camisa – ella me sonrío y me siguió a la habitación, yo me quite la camisa arrugada que tenía y jale una camisa negra limpia y planchada, ella me la puso lentamente y sonreía de una manera angelical. Me gustaba el verle, realmente era hermosa y tenía una gracia maravillosa, un poco más intensa que mi amiga presente en sueños…

Caminábamos y platicábamos de cosas triviales y hablando de recuerdos, claro, estos brotaban de mi boca sin que mi cerebro recordase exactamente los momentos. ¡Pero realmente puedo asegurar que todo lo que decía realmente lo recordaba! Entonces, ¿de dónde viene esta sensación de no saber quién es ella, si es claro que le conozco? Sin embargo, caminaba a su lado y me sentía realmente… cómodo y, creo, hasta me hace sentir feliz.

Entramos a un pequeño café cerca de una plaza comercial, me agrado inmediatamente el lugar pues con paredes de color marrón con un estilo minimalista en blanco y a media luz daba una sensación tan cómoda que me provoco el tomarla con fuerza de la mano y guiarla al interior del lugar hasta un cómodo y acolchado sillón.

Sentados sonreíamos, no decíamos nada después de una plática tan continua, hasta que me decidí por matar el silencio - ¿No te molesta que siempre digan que este silencio es incómodo? ¿Por qué debe de siempre estarse hablando…?

Me interrumpió diciendo – Contigo no existe ningún silencio, al no hablar y que solo tus ojos se fijen en mi me estremece como desde el primer día que te vi y me siguen dando esas mariposas en el estómago… Me dices todo sin decir nada…

Ese comentario me hizo sonreír, en ese momento nos trajeron nuestras respectivas bebidas con una botana, comíamos y bebíamos platicando y contando chistes que de algún lugar debí de haber leído.

Pasadas unas cuantas horas resolvimos por pagar la cuente e irnos. Pague la cuenta y seguimos hablando mientras nos encaminábamos a la salida del local, en ese mismo instante, un grupo de personas entre empujones, risas y alaridos comenzaban a entrar al local.

Nos apartamos permitiendo que varios de aquellos sujetos ingresaran, en su mayoría hombres, pero exactamente cuándo avance dos pasos para poder salir del local, debajo del marco, pasa una chica con una chamarra que le quedaba holgada, cabello ondulado… Cruzamos la mirada, esos ojos, grandes y brillosos de mirada distraída. ¡Me llevan los mil demonios!

Todo se torno negro a mí alrededor por no sé cuánto tiempo, mis ojos estaban clavados en su rostro redondeado y ella inmóvil, mi brazo lo sentía oprimido y una presión agolpaba mi pecho… Fue cuando sentí mi celular vibrando y entonando los acordes de una guitarra eléctrica, me di vuelta y conteste, en la acera le seguía viendo mientras dio un lento giro donde me miró una vez más, sonrío y siguió a sus compañeros a la mesa del fondo…

Colgué, gire y viendo directamente a mi acompañante dije – Tengo trabajo que entregar mañana, debo desvelarme, lo lamento… Te llevo a tu casa – mientras me torcía la boca asintió. Le acompañe a su casa y, después de un tierno beso como despedida, en el mismo taxi pase por el café, la música se podía escuchar y continué solo unas cuadras hasta mi departamento.

En el departamento con la laptop en las piernas escribía mi trabajo a entregar por la tarde del día siguiente, pero seguía en mi cabeza la imagen de aquella muchacha del bar, no entraba a mi cabeza que realmente fuese ella. ¿Cómo puede ser ella, aquella que en mis sueños insolentes habita? Supongo que sólo son las ganas de verla…

Pasaron unos minutos cuando la duda y mis sueños en flashback a blanco & negro no dejaban de golpear mi mente. La verdad estaba a unas cuadras de mi, despeinándome y dando vueltas en la sala tome mi chamarra y salí en camino al café.

La música ya había cesado y yo frente a la entrada del café, inmóvil y pensativo si debo entrar… Con un <<QUE DIABLOS>> a punto de gritarlo entre, el que atiende la barra me dijo algo que no alcance a escuchar mientras seguía caminando al final del café, escuche risas y platicas sin un orden preciso, ahí aquel grupo de muchachos. Le busque con la mirada, rodee dos veces cada rostro, de hombre y de mujer para que terminara no encontrándola entre el bullicio.

Me senté dejando escapar un suspiro, quizás de alivio, pero eso significa que mi imaginación juega en mi contra y manipula mis emociones…

Voltee lentamente hacia la entrada, CARAJO, me dije, pues ahí inmóvil con la vista hacia donde me he sentado. Mi boca la sentía seca pero mi mirada no perdía de vista su mirada, esperando alguna acción, como si esperará un ataque. Sólo alcance ver cuando respiro un poco, trago saliva e intento dar un paso…

Era mi momento, me levante suavemente acomodándome el cuello de mi camisa junto con la chamarra, camine lentamente hacia ella, cada paso que daba sentía como todo se volvía negro y parecía como si ella estuviese envuelta en la luz de algún reflector. Sólo a dos pasos de ella, viéndole directamente a los ojos al igual que ella dije - ¿Eres M…?

Continua PARTE 3.2

19 de septiembre de 2010

Sólo un café me embriaga y sueño con su aroma [Parte 2.4]

¿He excedido el tiempo en publicar esta parte? Pues yo tampoco resisto más, te presento el final de la segunda parte...
Leer antes PARTE 2.1, PARTE 2.2 y PARTE 2.3
La verdad es que quería volver a soñar, continuar con ese sueño que se presenta por partes. De alguna manera esa maldita ilusión que me perturbaba cuando volvía  a la realidad, me hacia sonreír de felicidad.

Sé que es agotador, no puedo realmente dormir para sumergirme en ese viaje donde estoy con ella, con aquella muchacha que no conozco, la que no quiero conocer pero a la vez quisiera que ella me conociera. Así quedaría excelente como una supuesta excusa justificada…

Comencé a recordar la cafetería, la amable y tímida camarera, el café tostándose, hirviendo y soltando su alma odorífica…

Me senté a las afueras de una iglesia bastante sencilla y humilde, ella caminaba por la calle hacia mi dirección y el sol se escurría por su piel, se deslizaba sin pudor alguno por su rostro, sus cabellos, su cuello y resaltaba la piel de su pequeño escote… La veía caminando hacia mí, peleando con el viento que movía alborotando su cabello.

Fingiendo una sonrisa se posa a mi lado, se sienta y choca su hombro con mi brazo como empujándome y yo parezco inerte pero no dejo de observar cada uno de sus movimientos y olerla en cada uno de ellos.

¿Por qué aún no me mandas al carajo? – Pregunte con una voz suave – Sabes que conozco mucho de ti, aun que parece que realmente no es así. Eres poco paciente y detestas que te hagan sentir que cualquier cosa que hagas, por insignificante que sea, no sea valorada. He sido seco y frío contigo, disuadiéndote de cualquier afecto, por amistoso que fuese…

Lentamente deslizo su brazo a través del mío y lo apretó contra sí misma, suspiro lentamente y fue como entendí que debía callarme. Y así lo hice, hasta hice más… puse mi otra mano sobre su frente cubriendo sus ojos del sol y a momento acariciaba ese mechón de pelo que se resiste a siempre cubrir su rostro.

Las horas se hicieron minutos y el atardecer llego sin que lo sintiese. Hice que girara su cabeza y dije lentamente, como si cuidase mis palabras - ¿Qué opinas si nos vamos al hotel y vemos una película ahí? Al cabo A… creo que nos dejo por aquí y no creo la veamos hasta mañana…

Con un rostro serio y con esa mirada infantil resignada asintió.

Abrí la puerta lentamente e hice un gesto cordial para que ella entrase, sonrío y se encamino, aventó la bolsa al tocador (como detesto su falta de orden), ella tomo asiento cruzando su pierna en uno de los sillones cerca de una pequeña mesa, por mi parte camine a la que era mi cama, la más pegada a la gran ventana de la habitación, me senté de cara al ventanal y suspire alzando los brazos y dejándome caer en mi espalda.

Sobre la cama le observaba recorriendo su figura ahí posada lentamente, mis ojos enfocaban sus pies y deslizaba mi mirada cuál seda por sus piernas cubiertas por ese viejo pantalón roído de mezclilla, su blusa y sus manos hasta llegar a su rostro, ella hacia algo parecido conmigo y nuestras miradas se cruzaron quedándose ahí fijas por no sé cuánto tiempo.

No podre tenerte – suspirando en un tono tan bajo que apenas era perceptible para mí me decía tratando de apartar la mirada pero también sin hacerlo – lo sé, bien se que no puedo y ni podre tenerte… ¿Ella es más…?

Me incorporaba lentamente mientras ella hablaba para después no permitirle terminar su pregunta diciendo – Ojalá no hubieses dicho eso, ojalá que no me gustase verte, ojalá no jugara a creerme Da Vinci ideando planos e ideas para hacerte… ¡Y además! Deseo que de verdad esto se detenga para no darte una de mis orejas en una caja rosa con un moño morado y decirte que es un regalo…

Y la verdad – continúe mientras acomodaba mi almohadón lentamente – es que yo no tampoco puedo tenerte. Pero soy feliz siendo tu amigo, porque tu arranque de felicidad me deslumbro y encanto, en su máxima demostración como en la más pequeña cuando solo sonríes… ¡Ojalá…!

Ella separo sus piernas y apoyo sus manos en las rodillas al escuchar mis súbitas palabras, frunció un poco el ceño solo para aflojarlo y dar un compas a torcer su boca. Con cierto toque de elegancia y en absoluto silencio me dedico una última mirada mientras yo me acostaba sobre la cama y suspiraba al techo.

¿Te dormirás? – pregunto antes de cerrar la puerta del baño.

Dormitare para no soñar…

Encendí el reproductor de DVD de la habitación y comenzó un disco de jazz que me encantaba, el saxofón sonaba lentamente y la noche caía… mis parpados cubrían mis ojos ocultando la media luz que llenaba ese refugio que compartía con ella y escuche el agua de la regadera caer hasta que se silencio, la puerta del baño se abrió lentamente y una figura lenta camino por la alfombra. Ahí cerré por completo mis ojos y solo el jazz predominaba en mis oídos.

Lentamente mi camisa se iba desabotonando, eso sentía yo, mi pecho reacciono al estar expuesta fue ahí cuando sentí una de sus manos tibia recorrer mi pecho y me abrazo fraternalmente, sintiendo su cuerpo desnudo y humedecido por el agua.

Soy tu amiga, ¿verdad? Tengo un cariño por ti más allá de una amistad, pero no quiero dejar de ser tu amiga – me decía – pero eso que siento tan fuerte hoy, desde la tarde, ya no puedo aguantarlo. ¿Me permitirías estar contigo?

Sonriendo estire mi mano y la abrace fuertemente contra mi regazo para acariciar su humedecida espalda por la combinación del agua y el calor que se percibía.

También soy tu amigo y el cariño que siento por ti es más grande e igual no quiero dejar de serlo – ella se acomodo en mi regazo acomodando sus piernas a lado de mi cadera quedando sobre mi lentamente puso su cabeza a lado de la mía…

Ella sonrío y dijo que esto sería más que solo un arrebato de felicidad, sino de pleno gozo y algarabía… pero sin tanta inocencia. Diciendo eso me despojo de mi camisa y sorprendiéndome la doblo un poco y la coloco en la cama vecina.

Ante tal gesto no me pude contener y levantándola de mis piernas la recosté con suma delicadeza en medio de la cama.

Mi rostro llegó muy cerca del suyo, inhalábamos nuestros aromas y respirábamos al unisonó… Nuestras miradas estaban fijas y en la suya ese destello infantil clamando algo…

Mi mano se deslizo por su cabello y acaricie su nuca para tomarla con un poco de fuerza. Así la lleve hacia mi cara y juntamos por primera vez nuestros labios, ambos un poco incrédulos nos veíamos por unos minutos hasta que ella dio la razón cerrando suavemente sus ojos y comencé a saborear sus labios, uno por uno alternadamente. Mi lengua se disponía a ser invasor de su boca y ella me recibió con la suya… Humeante, deseosa e inquieta seguía mis movimientos lentamente y con cautela pero con absoluta coordinación.

Sus brazos se entrelazaron en mi nuca mientras que lentamente buscaba acomodarse mejor, sus muslos por fin llegaron a mis costados y me apretó con ellos con una fuerza y suavidad entremezclada haciendo que mi cadera se juntase con la suya, ambas aun atrapadas entre nuestras ropas. Por mi parte exploraba más su piel recorriendo sus hombros, deslizándome por sus costados y rozando el estomago, vientre y un poco más que la postura tan natural me lo permitía.

Todo se torno un poco nebuloso y solo escuchaba el suave jazz deslizarse por mis oídos e inundando la habitación. Mis manos acariciaban su piel, cada vez buscando más de ella y pasaba por cada rincón, por cada trozo y grandes laderas de aquella tersa seda que a cada uno de mis roces y como la noche se convertía en mañana se humectaba así misma.

Me sentía cual artista esculpiendo y ella era mi musa y mis instrumentos para realizar el que hasta ahora llamaría como lo que sería mi mejor trabajo artístico y no era solo mi habilidad al deslizarme en ella, sino también su gratitud al recibirme que hacía más placentera mi labor.

El reloj un poco más de una hora del inicio de este trabajo cuando por fin lance al aire la ultima prenda que a ella le protegía, la deslice lentamente por sus muslos dando mimos con mis labios en cada pedazo de piel que la tela descubría. Así en completa naturalidad continué recorriendo su figura iluminada solo por la lámpara de la mesa de noche, ella no decía nada y solo suspiraba buscando acallar sus palabras, sus sonidos y por poco deseando no respirar tan fuerte, como si no quisiera que la escuchase.

Subí besando sus piernas, su vientre hasta su rostro y lo acaricie con una de mis manos diciendo – No hare ningún daño, solo quiero que me sientas como yo no me detengo de sentirte, a ti y a ese “algo más por ti” – cerré su respiración de alivio con mis labios y descendí un poco más entre su figura recostada, mi mano en su cadera le invitaba a darse vuelta y ella accedía quedando boca abajo.

De acuerdo, me e-encanta – dijo muy despacio y sonando solo como una exhalación.

Recorrí su espalda lentamente acariciando con mis dedos, mis labios humedecidos y mi lengua hasta llegar a sus hombros, ahí no me pude contener y encaje de un golpe mis dientes saboreando la presión que ejercía en su piel y ella solo musitaba palabras dejando que su respiración saliera de un golpe, así hice un camino marcado en sus hombros a su cuello, cada mordida la cauterizaba con mi saliva. Era el ingeniero que construía con mis dientes la avenida a su cuello…

Descendiendo una vez más tranquilizándola con mimos por parte de mis ilícitas manos fui a sus glúteos, ella con una torpeza digna de una víctima y una mirada infantil buscaba mi mano, yo se la cedí para que la estrechara con fuerza cerca de su cadera mientras que mi boca jugueteaba en sus carnes posteriores. Poco a poco más olvidábamos el pudor que entre “amigos cariñosos” se puede tener y mi lengua endiablada dibujaba lentamente su línea de separación en sus nalgas, esa frontera que alberga el portal a Sodoma para acercarme lentamente hasta alcanzar ese pecaminoso sitio en su deleitable cuerpo.

Al posar mi lengua por primera vez alrededor del lujurioso portal de las tierras de su cuerpo ella reacciono de manera eléctrica arqueando su espalda y apretando mi mano encajando un poco sus uñas, en un momento me preocupe pero pícaramente continué con mayor enjundia mi tarea; haciendo que ella ya no pudiese decir nada mientras que mis manos acompañaban sus movimientos acariciando su espalda y jugueteando con esos coquetos hoyuelos en su espalda baja.

Poco a poco la puerta favorita de los sodomitas, estrecha y recelosa a abrirse a cualquiera me permitía entrar con mi lengua enardecida, ella no pudo más, no lo soporto ni un segundo más al sentir la humedad de la boca de su amigo y en un solo instante derramo el jubilo en su templo del amor, el sudor en su cuerpo impregno en un solo instante desde su frente hasta el último dedo del pie. Mi mano sentía sus uñas encarnándose ante tal arrebato de placer y mi piel ante tal ataque no soporto y dejo  salir un poco de sangre, ahí me volví más loco de deseo. Aun así enloquecido de deseo me acerque a ella, buscando su rostro y acaricie su cabello mientras ella recuperaba el aliento, pero aún sin recuperarlo y a estar a su altura se lanzo a mi sin decir nada y sellando nuestros alientos…

Recuéstate – indicándole que debía girarse para estar boca arriba  y ella sumisa pero con expectativa atendió – aún tengo más ideas…

De rodillas a su lado saboree sus labios despidiéndome solo un instante para descender besando su barbilla, mordisqueando su cuello y recorriendo su clavícula con mi lengua para pasar a sus montes carnosos donde cuál infante rodee en su totalidad con mi boca, mi lengua y mis dientes estirando, amasando, masajeando y sobando con mis manos atendía a cada uno por igual sin olvidarme de alguno en ningún instante. Comía para seguir comiendo de ella y no parecer aún satisfecho en totalidad.

Descendí dibujando círculos con mi saliva por su torso mientras que una de mis manos acariciaba sus dulces labios y ella impulsada tanto por el pecado, la lujuria y ese amor – o cariño – que sentíamos el uno por el otro comenzó a saborear mis dedos, primero el índice delicadamente, luego el medio hasta que torpemente introdujo en su deliciosa y húmeda boca mi dedo anular, estaba fascinado y ella también lo parecía...

Su perfume natural aumentaba mi lascivia, no podía detenerme, baje por su vientre repartiendo delicados mordiscos hasta el monte de Venus donde cariñosamente me arremoline saboreando y sintiendo su naturalidad, ese sudor que hace un momento emano con fuerza y su calor corporal aumentaba.

Me acerque a la cuna de la creación, a las puertas del amor, al mar de sus muslos donde se oculta el dulce coral de Afrodita. Me deleite los sentidos desde lejos y mi respiración agitada junto con mi cara se acercaba a ella lenta y cuidadosamente…
Iniciando mi labor mis ojos se cerraban lentamente cuál puertas del cancerbero, la habitación se diluía y mi olfato era acariciado por un sensual, exuberante aroma… el aroma de aquel café del día. Flotando semidesnudo aun viendo sus muslos como puentes que me abrían paso hacia la intimidad que me ofrecía como primer platillo.
Ya no estábamos en la habitación que era nuestro cuarto donde el pecado se guardaría, no, la melodía del saxofón acompañada por mi respiración agitada y sus suspiros entremezclados con esos gemidos tan animales por parte de ambos, era la música de cámara que dominaba nuestro sentido del oído y acompañaba mi labor donde me desenvolvía como un auténtico y frustrado Da Vinci y lanzando palabras en su oído como un Shakespeare apasionado…

La doceava nota hacia su entrada en nuestra sinfonía lujuriosa preparando el camino para la treceava y última nota, cuando todo se interrumpe por un ensordecedor pero amigable “Diiiii-ing”. Me lleva a parpadear fuertemente, mover mis manos buscando apoyo en mi silla. Ahí aparecí, en lo que en alguna ocasión pude juzgar como mi guarida, mi despacho o mi estudio para el desarrollo de mi imaginación sin estar consciente caminaba por el pasillo, rodee la sala y me pare frente a la puerta – Enseguida voy… - dije mientras mi mano se apoyaba del pomo de la puerta para estrecharla con fuerza.

Al girar el pomo lentamente hacia crujir a la puerta como si esta llorara de dolor y en mis adentros me decía “Por fin ella llegó”. ¿Quién llegaba? A caso… ¿es real aquella chica a quien acariciaba  (o algo más que solo acariciarle) en ese sueño nebuloso? Y más importante aún, ¿la conocía realmente?

Aparte la puerta de mi vista y una figura femenina se erguía ante mí. Baje la mirada y lentamente recorrí su cuerpo desde sus piernas hasta llegar a su rostro. La conocía, pero no era quien (en mi interior) deseaba ver con gran júbilo.

Hola, mi amor – me dijo mientras se estiro a tomarme de la mano y darme un tierno beso sobre mis labios y con un aire infantil me dedico una sonrisa.

Por favor pasa, nos iremos en unos minutos. Ponte cómoda – le decía mientras le permitía el paso. Traía ese perfume que me encanta y siempre olvido el nombre, solo sé que tiene un poco de moringa una planta que me fascina por su aroma. Traía un pantalón entallado a la cadera y una blusa de vestir morada…

Vuelvo a la realidad caminando al baño, deseando poder seguir soñando con mi amiga, poder soñar aún con ella y culminar con lo que había comenzado. Lo que llevaba bien trabajado y terminar la sinfonía para la satisfacción de esa imagen etérea de aquella que aparece en sueños…

Pero ahora entiendo con mayor claridad, Morfeo eres un desgraciado, dopándome para crear esas imágenes tan placenteras que nunca en mi vida he tenido para privarme de ellas y darme un golpe en mi nuca llevándome a la realidad…

¡Puta sea mi suerte! Pero esta noche tengo una cita con alguien que se ha ganado mi cariño… Cruel es la realidad, ¿eso es así? ¿O realmente que es soñar con ella… con M…?
Continua PARTE 3.1

12 de septiembre de 2010

Sólo un café me embriaga y sueño con su aroma [Parte 2.3]

Que más nos espera en este estado onírico que se renuncia a morir y continuar alargándose, tercera entrega del segundo relato.
Antes debiste haber leído la PARTE 2.1 y PARTE 2.2 
Eres un tarado – me decía con la vista al frente buscando algo que ver recelosamente y ese objeto no tendría que estar en mi dirección – Debo decirte algo, me agrada que seas poco común… siempre tienes cada cosa que saca de sí a cada uno… ¿Qué me dirías si te digo que te he tratado de estar coqueteando todo el tiempo?

Una respuesta simple, no te creería – le respondí llevando mi vista a su rostro en perfil donde podía notar su respirar que llevaba a la molestia absoluta y pase mi mano acariciando su hombro. Obviamente ella reacciono negativamente y suspiro.

Bueno, tienes razón. Tú no podrías gustarme de alguna manera distinta a “conocidos” o amigos… – ella declaraba con un tono de sarcasmo, como si fuese una broma – Supongo que no haz de recordar nada de lo que paso anoche, eres un olvidadizo.

Al terminar esa frase se dio la vuelta, justo en ese instante A… venía saliendo de la tienda, M… camino lentamente haciendo más evidente su contoneo habitual a caminar y con paso duro y decidido. De alguna manera, hice que se enojase y no tenía idea porque aún así me pareció un poco cómico.

A… se acerco a mí y me abrazo por la cintura mientras yo veía al frente mientras que M… se colocaba a un lado de mi un poco más cerca y veía en la misma dirección que yo. Me gire un poco para dar la cara a quien se acogía de mi cintura.
A… dijo sonriendo – Entonces galán… ¿A a donde nos vas a llevar?

Jajaja… ¿Galán? Bueno, no tengo idea a donde ir pero me gusta esta vista. Me declaro a su merced, tú sabes que hay por aquí y que no hay. ¿Por qué no eligen a donde ir? Solo recuerden que no tengo mucho dinero para gastar, así que no puedo pagar grandes cosas…

El traerte aquí no solo fue para que veas a A…, no la verdad es que vienes de invitado y fingiremos que eres guapo y nosotras somos tan amables que pagaremos todo. – M… declaraba con el seño fruncido y buscando torcer la boca para disimular su molestia para el que se yo que hice para molestarle. Inmediatamente después entramos en un debate de mi vergüenza a dejar las cuentas a ellas nada más.

Bueno, puedes pagar las propinas o algo así. Pero por lo que vamos a gastar no te preocupes esta vez será más de nuestra parte que tuya, igual y le puedes pagar de otra forma a M… - decía A… con cierta picardía e intensiones de molestar a M… quien reacciono dándole un pequeño golpe en el brazo y riendo con ella para que me dijeran que no me preocupara.

La tarde avanzo y el fastidio, tedio con el enojo como neblina se fue disipando junto con los cigarrillos que llegue a compartir junto con ellas aun que no era opción él no compartirlos.

De camino a casa de la señorita A…, M… camino a mi asiento me hizo recorrerme a la ventana para que ella pudiera sentarse, se acomodo el cabello y me dijo con un tono bajo en su voz y viéndome de reojo a través de ese mechón de cabello que se rebela en todo momento para quedar fuera de su vista – La felicidad por la que fui atacada anoche no fue casualidad y quise contagiarte con mis propias razones. ¿Lo recuerdas, no es así? – Sus ojos brillaban cuál ventana en noche de neblina y la habitación iluminada por velas.

Cerré un instante los ojos girando mi cabeza directamente hacia ella, sobe mi barbilla al mismo tiempo que abría mis ojos para verle completamente. Por su parte ella giro su torso para dejarme verle con sus ojos fijos junto los míos y deje escapar mi respiración lentamente…

Te seré sincero – su rostro dibujo preocupación y volteo lo más rápido posible a ver a su compañera que dormitaba hechizada por Morfeo – realmente no soy capaz de olvidar nada que tenga ver contigo. No solo al conocerte en éxtasis de la felicidad contagiando mi amargo ser… Desde conocerte en una tarde atestada de coincidencias hasta llegar y compartir el mismo paso contigo, no puedo olvidar nada de eso porque me insultaría a mí mismo. Tú aroma, inolvidable y más al mostrarte en tu dopaje de felicidad absoluta me embriago haciéndome caer en tu oferta.

Su boca se abrió un poco mostrando el brillo de su saliva para decir algo mientras que sus ojos se abrían cada vez más ante cada una de mis palabras que salían como si mi boca tuviese vida propia.

Y no solo por anoche… - dije dejando escapar aire.

Fundirme en tu piel… - dijimos al mismo tiempo y callamos sorprendidos. No soportando más mi mirada se giro al frente y yo me recargue en el asiento entrecerré una vez más mis ojos relajándome.

Se levanto de un salto haciendo un gruñido de fastidio, según mi juicio, dando paso al asiento trasero para estar con su compañera mientras que yo me dedicaba a ver el paisaje recorrido.

Me levante del sillón bebí el último sorbo de mi café para guardar mi libreta en mi maletín, necesito aire, baje las escaleras para salir del establecimiento. La camarera amable platicaba emocionaba con su compañera de trabajo interrumpiendo eso para darme un vistazo rápido que le agradecí sonriendo para pasar a sentarme fuera del establecimiento. Esto es extraño, me provoca un cigarrillo.

Respira, respira más… cada vez es más fuerte, realmente me siento ahí. Creando realidades para escapar de mi solitaria verdad. ¿Acaso estoy sólo? No, no es así. Tengo a esa persona que se aprecia, quiere y se puede llegar a amar. ¿Qué carajo está pasando? ¿Realmente conozco a M…?

Esas y más preguntas me fui formulando mientras iba en camino a mi departamento, era suficiente por este día.

Cayó la noche y parecía que iba a ser turbia ya que Morfeo se cabreo conmigo y estaba decidido a no visitarme como novia enojada con el amante, ni una llamada de él recibiría. Sin más y tirado así a mi suerte jale la silla de la computadora hasta mi ventanal donde corrí las ventanas y vi a la seductora y malévola luna en su forma sonriente, brillante y casi podía escuchar esa carcajada acallada por sus dientes juntos para dibujar esa sonrisa sarcástica y macabra. Esta noche es la noche, no sé cómo y ni sé cuándo pero algo pasaría, esa frase “esta noche es la noche” paso varias veces por mi cabeza mientras veía el fulgor de la luna comiendo un emparedado… 
Continua PARTE 2.4

11 de septiembre de 2010

Sólo un café me embriaga y sueño con su aroma [Parte 2.2]

He escuchado que la paciencia es una virtud, pues la tuya sera bien recompensada. Continuamos con el relato, la segunda entrega de la segunda parte. Si no haz leído la primera entrega debes ir a la PARTE 2.1
Iba caminando a su lado, ella iba en silencio y con su rostro serio acelerando el paso solo una cuadra antes de llegar a la casa de la señorita A… dijo – Ya debe andar esperándonos, diré que es tu culpa que llegásemos tarde, ja, ja – solo torcí la boca y la vi trotar hacia aquella casa mientras sacaba su celular para marcar, en ese mismo instante y en un acto de improvisada coreografía salió la señorita A… y se abrazaron riendo. Al final me acerque y salude como era debido.

El viaje comenzó hacia el puerto; esperábamos un camión que nos llevaría no muy lejos del hogar de ella… Bueno, era eso o era mi apreciación de que todo parecía tan cerca del hogar de A… En el camino, ciertamente me notaba molesto y así me lo hicieron notar, ya que ellas iban bromeando, jugando y apreciando todo lo que se podía ver en el camión yo traía esa cara de pocos amigos, más de lo normal ciertamente, solo respondí – La verdad es que estoy encabronado… ¿Quieren saber porque, no es así? Pues es muy simple, me sacaron de la cama y no, eso no es lo que realmente me está cabreando… He dormido alrededor de dos horas, en la madrugada no comí algo que exactamente llena el estomago, ese es el problema. ¡Tengo un hambre para parir elefantes! – lo grite, realmente lo grite en el camión y la gente volteo a verme con interrogación y mis dos dulces acompañantes se limitaron a reír entre ellas.

Se apiadaron de mi, al llegar al puerto y andar por… la verdad es que no se me aclaro que demonios era, pero diré que era el malecón, pasamos por varios puestos de comida hasta que comimos unos sopes y picadas, comida típica de la región. Joder que alivio.

Después de eso A… menciono que tenía que ir a recoger no se qué cosa con un compañero de trabajo para quien sabe qué cosa, le acompañamos caminando por el malecón hasta que entro en una tienda, yo camine hacia una vista esplendida del mar, apoye mis brazos en la barda y ahí me quede mirando. Unos minutos después llego M…, venía sonriente y me veía mientras yo solo me fijaba en el firmamento como si ella no hubiese llegado.

Inhale bastante aire por mi nariz, suavemente, apreciando cada olor que llegaba a mí y fue cuando uno despertó mi interés, una mezcla un poco complicada pero predominaba el olor a fresa con alguna especie de caramelo, dulce y atrayente, el olor entro por mi nariz. En ese momento el aire golpeo el rostro de M… y giro su rostro hacia el mar para comenzar a verlo, en ese momento la vi completamente, como en ese momento de su excitante felicidad.

Huele a fresas con algo más… – dije y estaba por interrogar del olor cuando ella me respondió - ¿Si? ¿Apoco lo hueles? Es de mi labial, creo que si huele mucho.

No es que huela demasiado – le aclaraba – el olor lo percibí y se me antojo esa rara mezcla, no es solo fresas y no es el fruto, algo como caramelo… ¿de fresa? Jajá… no sé, huele…

Hice una pequeña pausa donde ella detuvo mi habla para decir algo más, declamando – Aaaah, ¿quisieras probarlo? – sin inmutarme asentí con la cabeza y dirigía mi mano hacia su rostro mientras ella aún veía al frente giro un poco la cabeza, tome su barbilla con mi dedo índice y pulgar girándola hacia mi lentamente. Ella hizo una pequeña sonrisa y colocaba sus labios juntos y levantándolos hacia mí, yo me acerque un poco y con esa misma mano con la que la sostenía la deslice lentamente hasta llegar a los labios. Me detuve un poco y respirando suavemente… pase de una forma rápida mi dedo índice recorriendo sus labios con la yema del mismo dedo, recogiendo el labial, al recorrer sus labios con mi dedo completamente lleve este mismo a mi boca y saboree el labial para volver mi vista al frente, las nubes se movían lentamente.

Por su parte, viendo yo de reojo y con mucho sigilo, M… frunció un poco el ceño y dejo escapar aire… como un suspiro contenido pero apenas saliente de su ser. Sin más volvió su mirada al frente y no dijo nada por unos tres minutos, hasta que dijo con ese tono tan femenino haciendo gala del sarcasmo – Y… ¿qué te pareció, esta bueno? – La mueca de una risa contenida se asomo en mi boca envidiosa y con galantería respondí – Si, sabe bastante bien… ¡Y eso que no me gustan tanto los dulces de fresa! Pero sabe bien. Debe ser una tentación para estarte chupando los labios todo el día trayendo semejante sabor de labial, ¿no es así?

Ella hizo un sonido parecido a una risa pero más bien era una exhalación con ironía y respondió – Ja, si supieras que no es lo mismo andárselo comiendo sola, es más, creo que se usa para alguien más – eso me sorprendió, necia realmente necia y empedernida pero coqueteando a su manera tan “fría y desinteresada”…

En ese momento escuche como en eco – Señor, ¿gusta que le traiga algún otro café? – tenía una libreta en las piernas y una pluma en mi mano izquierda, la derecha sostenía el vaso que alguna vez contenía ese humeante y embriagador café. Si, tráigame uno más del día – respondí – si fuese tan amable.

Regale una sonrisa a la muchacha y ella me correspondió con un gesto tímido.

Lance mi libreta que contenía esos cuadros y líneas de mi trabajo, información, datos, bytes, gigas… todas esas cosas que parecen complicadas y al momento que las termino son estúpidamente sencillas para las personas. Bonito lugar y momento para ponerme a trabajar, bebiendo café, llenándome de aromas y soñando despierto…

Pronto regreso, más amable que antes casi como si disfrutara su trabajo, aquella muchacha recibiéndome con mi café, traía consigo dos sobres de azúcar moscabado y una paletilla para su combinación con el café. Llegó y dijo – Aquí está su café, vi que le puso azúcar moscabado. Si necesita algo más, avíseme por favor – le dije suavemente que no dudaría en hacerlo y deje que colocara el café en la mesilla enfrente de mí, sonrió una vez más y yo correspondí con mi mueca más parecida a una sonrisa amigable.

Justo cuando se dio vuelta y su falda a las rodillas dio un bello giro, eso me dio un poco de gracia y creo que sintió que le miraba la espalda cuando me vio de reojo, carajo, coquetee supongo yo.

Yéndose la amargada empleada que transforme en una empleada a mi disposición prepare excesivamente lento mi café casi como si cada grano del azúcar lo hacía perfectas esferas para después golpearlas destrozándolas y diluyéndolas. Ahí veía ese vórtice de mi café al agitarlo y su aroma subía lenta y seductora ante mis fosas nasales que se ensanchaban recibiendo su esencia.

Si, así es, es así como pasa pues mis parpados fueron jalados hacia abajo con una fuerza diminuta pero persistente. Esas cuerdas del aroma del café y su sabor envolvían mi rostro suavemente, daba paso al golpe final… abría mi compuerta al sabor e inundaba sus tierras húmedas con aquel caliente brebaje…
Continua PARTE 2.3 

10 de septiembre de 2010

Sólo un café me embriaga y sueño con su aroma [Parte 2.1]

¿A sido larga la espera? Si es así fue para aumentar tu expectativa, así podemos esperar mayor placer. Esta es la segunda parte de toda la historia... Continua, espero invadir tus sentidos con las siguientes entregas.
Antes de leer esta parte debiste leer la PARTE 1.1  
Dos semanas después de divagar de una forma tan, quizás original sería la manera de llamarle, desperté con esas imágenes del sueño en lo profundo de mi cerebro y sin poder removerlas me levante de mi letargo.

Este día decidí salir de mi rutina y darme el gusto de deleitar mi paladar con el sabor de un humeante café, inmediatamente me dirigí al centro a esa cafetería que por lo regular estos días se encontraba sola y podía disfrutar de sus sillones acolchonados y esa media luz en la esquina.

Llegue sin contratiempo alguno a la cafetería pedí el café del día, vaya mi suerte era una deliciosa mezcla de quien sabe que cafés latinoamericanos con uno de Sudáfrica, el olor del café era intenso pero dulce y al probarlo mientras subía las escaleras para aquel sillón (mi favorito en el local donde me podía reposar con una enriquecedora media luz para relajarme) tome un pequeño trago de mi vaso, un sabor amargo pero a la vez dulce exactamente lo que estaba buscando, me senté y exhale como si el vapor emanado por el café que acababa de beber surgiera de mis pulmones como cigarrillo adheridos a los mismos.

Desde que desperté y me arregle para saciar mi antojo me creí aliviado a que esas imágenes de mi delirio (o más bien sueño despierto) se habían quedado solo ahí pero al reclinarme sobre mi asiento y bebiendo poco a poco de mi vaso humeante, sentía como el café se deslizaba por mi lengua erotizando cada una de mis papilas gustativas donde desenmascaraba cada partícula de sabor del mismo ahí fue cuando mis parpados se hacían sumamente pesados y cada vez me parecía mucho más cómodo mi aposento, pensé – Demonios Morfeo, me dopas… me dopas en el momento menos indicado.

Abría lentamente mis ojos esa habitación de hotel con la cama que ahora me quedaba grande, que pereza sentía… necesitaba dormir. Justo en ese momento ella, en un bello conjunto de lencería (nada excitante, más bien amistoso y coqueto), un brassier que levantaba sus dos montes con un diseño que entremezclaba colores rosas, rojos, amarillos y rosas en unas figurillas amigables y unas bragas parecidas a un pequeñísimo short con el mismo juego de figurillas y colores, brinco cayendo parada con sus pies a mis lados comenzó a brincar haciéndome rebotar un poco en el colchón diciendo – Levántate, levántate, ya, levántate, nos tenemos que ir, levántate, anda por favor despierta… - ahí decidí abrir por completo mis ojos y ponerme boca arriba y fue cuando se dejo caer sentada sobre mi estomago haciéndome expedir casi todo el aire en mis pulmones y poniendo sus manos en mi torso desnudo dijo - ¡Que te levantes carajo ya es tarde! – la verdad es que me gusto como gritaba y desesperarla para mi podría ser un juego bastante entretenido.

¿Tarde para que carajos? – respondí con apatía en mi voz.

Le dije a A… que hoy iríamos al puerto, dije que te avisaría pero no te avise anoche… Nos pusimos a jugar y se me olvido, ¿recuerdas? – La verdad es que no recordaba nada, una vez más estaba en algo que aparentemente sabía que había pasado y por alguna razón no podía recordarlo con exactitud, sin embargo respondí – Si, si recuerdo… no que me avisaras algo pero si lo de jugar… Me has comprometido a algo que yo no quería, aún por lo menos, hoy quería dormir bastante, pero anda pues – la empuje a mi lado derecho por su cadera desnuda – no vine tan lejos para quedarme a dormir, veamos que hay en el puerto.

Ella se limito a sonreír un poco y se levanto inmediatamente para terminar de vestirse mientras yo estiraba los brazos y descubría bajo las sabanas que me encontraba completamente desnudo, interesante, podría sacar las conclusiones más obvias pero no me sentía como tal… Así que supuse que descubriría que había pasado, que aparentemente recordaba, unas horas después. Sin más me dirigí a tomar el baño más rápido que pude, seque lo mas que pude mi cabello con la toalla y me vestí para salir…
Continua PARTE 2.2

29 de agosto de 2010

Hace tiempo que no soñaba despierto... [Parte 1.3]

Ha llegado la culmine del primer relato, la primera parte de una historia que espero se alargue más. Sigue leyendo, sin embargo, si no haz leído las dos primeras partes debes ir a hacerlo.
PARTE 1.1, PARTE 1.2 
A partir de ahí todo se hizo nebuloso para los días siguientes, si mal no me equivoco serán tres días en los que pase comiendo y bebiendo lo típico de la región. Algo que quizás debió resultarme un poco incomodo fue el conocer a nuevas personas, convivir con ellas… pero tenía el sentimiento que alguien faltaba por aparecer… ¿O será mas bien por conocer? No tengo idea realmente, solo se que ahí andaba pasando como cualquier otro ser sociable y que no tiene repugnancia por otro ser humano.

Estaba anocheciendo y decidí el sentarme un momento en la calle, saliendo M… me dijo a voz alta y bien airada – Hoy voy contigo al mentado Hotel… payaso... – a lo cuál respondí con una pequeña risa y un “vale”. Sentado ahí fue cuando apareció, estoy seguro que es algún vecino de la zona, pero a mi me pareció algo así como un simple vago de inmediato aquel sujeto comenzó la platica con un celebre “¿Qué tal?” dude realmente en responder pero lo hice diciendo – Bastante cómodo, aletargado en esa comodidad… y creo que feliz ante alguna inseguridad que puedo sentir… ¿Qué puedes decir tu? – el me vio con un tanto de impresión y un poco de la mezcla de incredulidad y miedo.

Después de unos minutos el respondió – Buscando respuestas a lo que no debería buscar respuestas, tratando de hallar… algo que ya se – la verdad es que esto me pareció interesante, quedamos en silencio un rato más cuando escuchamos y giramos nuestras cabezas al mismo tiempo que salía la señorita A… y M… riéndose, A… fue a saludar de inmediato al vagabundo al que se fue retirando y despedí diciendo – Quizás solo debamos sentir y olvidar la razón por un momento, solo un momento – sin imaginar que mi declaración debería ser la misma que yo debería seguir…

Fuimos platicando de cosas triviales y en el camino, debo admitirlo, me sentía cómodo al ir con M…, quizás no era realmente extraño o de asombrar tal cosa. Ella me mencionaba que se sentía bien y de alguna manera muy feliz y que no sabía porque razón.

Llegamos al hotel y yo me recosté inmediatamente, claro, como siempre hice gala de mis modales, ella paso primero y fue al baño…

Suspire y en eso salió M… diciendo – Sabes, me siento realmente feliz y cómoda… normalmente cuando me siento así me desnudo, algo inocente, así cómo niños jugando desnudos… Me gusta, normalmente lo hago sola, pero estás aquí… ¿Te sientes feliz? – la verdad es que me encontraba sorprendido ante tal declaración y no entendía algo, es acaso una invitación para que me fuese; exactamente eso pregunte y fue negada mi respuestas… a lo que ella pregunto una vez mas frunciendo su seño (algo que normalmente me da una mezcla de risa y ternura) - ¿Te sientes feliz…? – respondí suspirando – Cómodo, realmente cómodo – ella solo frunció el seño un poco más…

Bueno y eso significa que estas feliz o ¿no? Sin embargo – me decía mientras que comenzó a quitarse lentamente la ropa – esto no es como aquellos casos donde te desnudas e inmediatamente tienes sexo, bueno, en dado caso que si haces el amor… claro que eso pasa con menos frecuencia.

Mis ojos no se pudieron apartar de la blusa que caía lentamente hacia la alfombra de la habitación frente a la cama que me postraba y soportaba en mi reposo junto con el ruido del cierre y el botón de su pantalón que caía lentamente a sus pies… Estaba descalza ya, eso pude notar de primera instancia mientras mis ojos lentamente y como con voluntad propia comenzaron a subir en dirección a esa blanca piel que se extendía en sus piernas hasta su cadera donde interrumpí el discurso - ¿Entonces el desnudarte es algo completamente inocente, un juego inocente que no involucra el intercambio de fluidos entre humanos? Ya que el sexo no solo llega a ser el clásico y bien amado por casi todos “mete-saca” – ella sonrío como ocultando una risa ante mi comentario un tanto escéptico, así lo calificaría yo.

Bueno, esta bien. Parece que me descubres, la verdad es que es un juego inocente claro, pero como todo puede prestarse para algo más que la simple inocencia que contamos en nuestra niñez. ¿Acaso no sufrimos ese cambio de inocencia e incitación al pecado en nuestra pubertad? – me declaraba con suma elocuencia que deje de admirar su cadera y di un brinco a su rostro en su tan esmerado discurso que defendía no se que jodida postura, quizás una que realmente no entendía. ¿O, a caso, es que sabía a que iba todo esto y no podría detenerlo pues ella era la que puso las 4 cartas del mismo palo en la mesa y yo solo tenía un full de reinas?

Entonces – quise responder – esto, realmente no entiendo y no quiero mal entender las cosas. ¿Es un juego donde te sientes feliz y libre al desnudarte que quieres hacerlo en mi presencia o estás invitándome a algo más?

Lentamente ella comenzó a quitar, forcejeando un poco, la parte superior que protegía a las dos gemelas del gusto por excelencia de casi todos los varones, las cuales se liberaron con suavidad y suma gracia con un pequeño rebote de su prisión de tela. Claro que pude notar tal cosa pero prestaba atención a lo que decía y gestaba su rostro – Pues no había pensado que fuese una invitación para algo pecaminoso, pero definitivamente ya no te invito he de pedirte que me acompañes en mi desnudez para gozarte visualmente y aumentar mi orgasmo de felicidad espontanea – A tal declaración respondí - ¿Estás segura que no me comprometo a nada? Y he de decirte que, vamos, ¿para deleite de tu vista? Mi cuerpo puede no ser el más adecuado, igual y ni te parece el más varonil y atractivo… Sin embargo, debo admitir que esto suena intrigante y nuevo para mí, he de probarlo. Así que acepto. – Diciendo esto me levante a 3 pasos de ella y comencé a desnudarme quedando en igualdad de condiciones para con ella, ella con esas pequeñas bragas color negro y yo los bóxer pegados negros con rayas grises.

Ella me veía a los ojos detenidamente, haciendo pequeños pero precisos vistazos a la parte posterior de mi cuerpo que se exponía, la verdad es que fue una sensación completamente nueva ya que con ella no sentía un pudor incomodo, sino, uno agradable y percibía de ella exactamente lo mismo que yo.

Creo que falta algo para que esto continué y debo declarar que esto es excitante… Ahm… bueno, me refiero – decía mientras se sonrojaba lentamente – a que es emocionante, no la excitación antes del “mete-saca”. - Eso, en lo personal me causo algo de gracia y halago, que usara mi analogía.

¿Es normal que tu cuerpo reaccione emanando tanta sangre alrededor de tu cuerpo y que las esferas y poros de tu piel se estimulen por si mismos que parece que se declaran en protesta para ser visto, además, supongo que es normal que ante tal emoción fluidos de tu cuerpo preparativos para cualquier suceso aparezcan? – lo decía con un tono de sarcasmo, pero la verdad es que era una pregunta seria, ya que si quería saber tal respuesta. Y ella musito un pequeño – Si y hasta más que en otras ocasiones… ¿En el tuyo pasa lo mismo? – a lo cual respondí – No he de responder para reafirmar tu mofa, ya que te haz dado cuenta.

Ella se sonrojo más y lentamente bajo su ultima prenda apartándola de sus pies e hizo un gesto invitándome. Con dicha invitación me iguale en condiciones y yo, la verdad es que no podía dejar de ver sus ojos que buscaban escapar de mi mirada, pudor pero una comodidad masoquista.

Me encanta como suena esa tonada de la luz parpadeante naranja, tururú, acompañado del zumbido de la vibración en la madera… Joder, el trabajo… ¡Dulce realidad fuego del crisol donde se funde la verdad!

¿Ahora estoy aquí y que debo hacer? La realidad es mejor pero la detesto tanto como odio soñar y ahora… ¿Dónde es que realmente estoy?

Y la música la volví a escuchar emanando de los parlantes de mi computadora:

On the floor of Tokyo
Or down in London town to go, go
With the record selection
With the mirror reflection
I'm dancing with myself

La verdad es que realmente quiero que salgas de mis sueños, sal de mis sueños...¡Carajo!

Realidad tu amargo y a la vez dulce sabor inundando mis sentidos.


Parte 2.1

25 de agosto de 2010

Hace tiempo que no soñaba despierto... [Parte 1.2]

Te doy la bienvenida a la continuación de uno de varios relatos que habrá en un futuro, desborda tu imaginación acompañado de mis letras y permiteme seducirte... 
Antes de que continúes leyendo, por si no lo haz hecho, debes leer la primera parte:  PARTE 1.1
Tome la mochila de ella junto con la mía, ella caminaba algo aprisa y yo le seguía desde atrás. Normalmente me gusta caminar rápido como a ella, pero en este momento me gustaba ver el bullicio de gente a la cuál buscaba evitar de que me tocase y verle caminar, su manera de caminar, evitando el tumulto y evitando que le tocaran con cierta gracia infantil y con un toque de fastidio por el momento yo caminaba saliendo de la terminal siguiéndole con la vista…

Abordamos un taxi, me subí y la empuje sonriéndole, no tengo idea y solo recuerdo que balbucee a donde íbamos y ella le indico de mejor manera a donde nos dirigíamos. De ahí el camino no fue muy diferente al del camión, ella solamente parecía más emocionada y de alguna manera su buen humor cambiaba de mi seriedad y frialdad a algo mejor…

Bajamos del taxi y caminamos una calle abajo, fue ahí cuando M… vio a la señorita A… - como suelo llamarle con mi supuesta cortesía hacia ella - corrieron y se gritaron palabras de cariño acompañadas de un clásico y bien sondado “güey” y “pendeja te extrañe” abrazándose fuertemente y yo observaba desde la banqueta y salió de mi esa mueca que semeja una sonrisa, era agradable verles tan alegres de volverse a encontrar.

M… me señalo y encamino a la señorita A… hacia donde me encontraba con las mochilas, yo estaba por sentarme justo cuando caminaban hacia mi entre que disipaban sus pequeñas risas. M… me presenta de manera correcta con la señorita A…, no me pude resistir e hice una reverencia lo mas dramática que pude y dije con la voz mas gruesa que pude emanar – Es un gusto conocerla por fin señorita A… - y besar su mano, ambas rieron con esta demostración de mi… ¿Cómo puedo llamarle a tal acto? No tengo idea, pero rieron ante tal suceso y eso me dio calma para poder emanar una sonrisa lo más real que pude.

Toda una tarde se me avecinaba por pasar con ellas pero al parecer nos dirigíamos a otro lugar donde una vez mas yo no estaba enterado, no hice ninguna protesta y caminaba junto con ellas, platicábamos de cualquier cosa o se fijaban en mi aspecto personal para hacer comentarios sarcásticos o que insinuaban algo de lo cuál yo no podía o no debía estar completamente enterado… A veces creo que aplica eso de “platica de mujeres” y debido a como he nacido estoy fuera de dicha conversación.

Por fin llegamos a la casa de la señorita A… Un ambiente nuevo, hay que sociabilizar y buscar ser una persona no desagradable por tu presencia para los demás, una tarea normal… por lo regular es mi trabajo realizar algo así. Inmediatamente entrando los padres de la bien ponderada señorita reconocieron a M… y la saludaron de una manera bastante amigable, atrás venía yo, por lo general recibo esa expresión de un extraño y pongo cara de amigable mientras en las personas al recibirme generan esos gestos que influyen miles de preguntas y me examinan de los pies a la ultima punta de mi cabello…

Pasado eso, A… me presento de la manera mas adecuada posible y conteste con toda la cortesía que pude emanar, inmediatamente nos invitaron a comer a lo cuál se me prohibió negarme con un elusivo y afectuoso codazo de M…

En la comida yo pretendía solo ser amable, era buena la comida bastante buena sin embargo no puedo recordar que comíamos, la mayor parte de la comida parecía un frenético interrogatorio en cuánto a los últimos sucesos de la vida de M… intercalando preguntas hacia mi persona, desde el quien era yo hasta que hacia… Pero toda la conversación se transformo en algo mucho más interesante e hilarante para mí persona, casi terminando la comida la madre de A… dijo – Sabes M… hacen muy bonita pareja, me alegra que por fin trajeras a alguien tan agradable como este joven – lo que resonó en todo el comedor fueron las palabras con ese tono dulce de madre amorosa “hacen muy bonita pareja” M… desorbito sus ojos y por poco escupe hacia mi un poco de la bebida ante tal declaración, yo no pude mas que acallar la risa que iba a brotar de mi y A… casi igual de que M… sorprendida pero ocultando su risa al igual que yo corrigió diciendo – No, no, no mamá. El solo es un amigo de nosotras, viene acompañando a M… - interrumpí el elaborado discurso que pensaba la señorita A… declamar para decir – Si, pues verán hace unos meses llegue a comentar con su hija y M… por internet que he tenido muchas ganas de ir a algún lugar nuevo, conocerlo y de preferencia que sea algo rústico… Meses después ella hace la propuesta de venir para acá, a lo cuál M… respondió que no podría por falta de dinero para el viaje bueno, pues yo teniendo un plan de viajero le propuse que fuésemos juntos y aquí nos encontramos – mientras decía eso en mi mente pasaba la pregunta ¿Cómo carajos es que no recordabas nada de esto antes? Bueno, parece que al final uno siempre termina recordando las cosas de alguna manera…

Pero no era así, no era exactamente esa verdad fue cuando tuve una especie de flashback mientras la platica continuaba. Recuerdo esa escena, salíamos – me refiero a M… y a mí – del MUNAL ese museo que por alguna razón me encanta visitar y M… me dijo que querría que yo le acompañase… y es cierto, yo compre los boletos pero ella me pago el suyo… eso recordé en ese momento.

Mientras tanto, la comida llego a su fin y pasamos platicar un rato a la sala ahí nos abandonaron sus padres y continuamos platicando y bromeando. La noche llegaba y yo quería descansar, me sentía cansado pues no he dormido en varios días. Dije que me retiraría al hotel, que tenía que anunciar mi llegada debido a lo del viaje, la señorita A… quería disuadirme de mis planes diciéndome que ahí podía quedarme, que no había problema, yo insistí que era necesario que fuese a decir que había llegado y que era necesario que pasara una noche ahí por lo menos yo que la señorita M… podría quedarse, al final aceptaron resignadas y pues partí al hotel que estaba a escasos 10 minutos caminando de ese agradable hogar.
Continua Parte 1.3