5 de diciembre de 2011

Eternidad


Eternidad es todo aquel que sientes sin frontera, eternidad es no tenerte…

Recitaba recargado frente a aquel viejo roble recordando el brillo de la luna que esta noche no me acompaña y sólo es la hoguera que me da algo de luz. Recuerdos, sólo eso y nada más, donde posé mis labios por primera vez junto a los tuyos.

El silencio se hace mi castigo y es así que estoy aquí hablándole a un roble, contando mis momentos a tu lado, tu sonrisa, tu sufrimiento interno al saber que partiría y que no podíamos detener lo que era inevitable hasta el estallido… Deseaba que no me ayudaras a encender el detonador.

La obscuridad de este lugar me gobierna, la hoguera se aviva y cae mientras que el aire frío me golpea… Sufrimiento, revelo mi piel ante la noche y ella reacciona… Te extraño, gritan mis sentidos, amenizan mis entrañas…

Las sombras se acercan a mí, no llega aún el miedo, aún soporto… ¡Más aire y más dolor en la piel!

Ya están aquí, no hay más… Sin miedo. Estúpido iluso al creer que uno no debe temer… Así en mis brazos escurría la sangre lentamente hasta derramarse en el piso, no se cae con las rodillas sino con la cara al cielo y la espalda en la fogata.

Mi sangre hierve por dentro, la carne se ennegrece y el humo es venenoso. Estoy consciente y ahora el dolor llega a mi mente… Mis labios ahora recuerdan tu sabor, tus sonidos y hasta tus lágrimas… Sonrío, por fin recuerdo lo que es sonreír…

Eternamente un silencio me marca, exagero sólo es un instante y tu me lo recordarás… Ahora me detestas, odias todo lo que carezco pero es porque odias todo lo que soy por no estar ahí cómo yo odio estar acostado en la fogata derramando sangre y sólo veo el obscurecer de la luna… 

22 de octubre de 2011

Una cerveza, por favor...

Este es un nuevo experimento, ahora y por primera vez bajo la idea e inspiración de una persona especial para mí... Sumérgete en mis letras, giremos en otra dirección esta vez.
Era uno más de mis días saliendo del trabajo y comprando un café para beberlo en lo que llegaba a comer a casa, ninguna invitación a una fiesta, nada de beber en un bar, pero fue hasta un viernes donde me ataco el aburrimiento y la televisión por cable no ofrecía nada que me entretuviese que decidí salir.

¿Adónde? Con esa pregunta en la cabeza fui caminando por la ciudad por un momento hasta que se me ocurrió ir a un bar, así que busque uno de que tanto escuche en el trabajo.

Ahí estaba yo intentando beber una cerveza en la barra, después de un tiempo sin hablar con nadie voltee al otro extremo de la barra había un tipo que encendía con un ademán elegante un cigarro volteando a todas direcciones mientras lo hacía.

De alguna manera, supongo, me quede viendo hacia allá por qué en un momento que veía el final de mi cerveza se acercó a donde estaba y me pregunto acercando su rostro a mi oído - ¿Estás esperando a alguien o…?

La verdad es que titubee para responderle que venía sólo, ya sabes que soy tan bueno para hablar como para hacer una cirugía a corazón abierto.

-Bueno, ya mucho cuento y poca acción. ¿Qué pasó?

Jaja, de acuerdo… Pues me invito otra cerveza en ese momento y me dijo que no me quedará en la barra que si íbamos con sus amigos. Así que fuimos…

No paso mucho tiempo, claro después de que me presento con sus amigos, para que estuviésemos platicando con el mismo trago durante un largo tiempo para después estar bailando con él en la pista. Y si, antes de que lo digas, sigo siendo un asco bailando pero ahora me esforcé más por qué el sonreía al ver que me sabía la coreografía de la canción.

La noche fue divertida pero a mí me atraía su barba, su mirada y esa sonrisa de Casanova fingiendo ser un chico bueno.

-¿Saliste del bar con él y sus amigos?

Sí, inmediatamente me aparto del grupo y acariciando con su dedo mi pecho me dijo - ¿Qué tal si vamos tu y yo a otro lado? Creo que ellos se irán a su casa…

-Y te pusiste de loca y te fuiste a su casa…

¡Jaja! Claro que no, soy así. Le propuse que fuésemos a cenar. ¿Qué puedes salir a cenar con el tipo que te está gustando a las 3 de la mañana en esta ciudad?

-Tacos y terminaron siendo los tacos con los que te gano…

No realmente, después de la fabulosa cena callejera partimos a mi casa y yo iba con la idea original de quedarme en ella y que él se fuese a la suya. Al final, no fue así.

Fuimos a mi casa, al bajar del carro le invité a que siguiéramos platicando en mi casa y el sin pensarlo se estaciono.

Nos sentamos en el único sillón que tengo en mi improvisada sala, no tenía más que tres cervezas en el refrigerador así que tome dos y las bebíamos mientras me platicaba de lo que estaba estudiando y de sus trabajos momentáneos…

Me vi reflejado en sus ojos, sentía su mirada recorrerme y es cuando no pude más que inclinarme con cierta lentitud y tomarlo por el cuello, acercarlo a mí boca para con mis dedos rozar su barba, sigo diciendo que no me agradan pero en el lucía bien y seguía sin sentirse tan bien, comenzamos a besarnos…

El era más que rápido, acariciaba mis brazos, bajaba hasta mi cadera y llegaba a mis piernas solo para que lo detuviese antes de llegar a mi entrepierna. Mientras yo me entregaba a ese beso tratando de ser pasional cuando era más que apresurado y deseoso de comer más que mis labios mientras me raspaban esos bellos de su cara…

-¿Y solo te lo terminaste manoseando toda la noche?

La verdad es que me gano, fue una forma de perder la idea del espacio y el tiempo. Cedí al grado que en un momento estábamos completamente desnudos en mi sillón, Rozaba su pecho con mis manos y mis labios se apoderaban de su cuello buscando un exquisito sabor…

Bajaba por su vientre hasta llegar a su hombría, carajo ahí tenía que detenerme pero parecía fuera de mí y comencé a besar ese falo, algo que no creo volver a hacer…

El joven estuvo por decaer ante mis embestidas alimenticias, me detuve con tiempo para aprovechar y ser el primero en embestir y conquistar a mi amable amigo.

Sin oponer resistencia, sin decir nada y envuelto en mi trance…

¿Qué, deseas que pare?

-No, para nada. Me encanta la forma que lo cuentas, suena algo romántico cuando de verdad era algo más que sucio…

Jaja… Pues lo conquiste de un solo golpe, el soporto el dolor recordando el gozo, así embestida tras embestida él olvidaba el dolor y se entregaba al placer.

En este tipo de relaciones conoces el dolor cada vez que se intensifica la pasión y desaparece mientras el activo más en contacto con el desee conquistar al pasivo… Así pues paso tan solo un rato hasta que mi compañero llego a la cima del éxtasis.

El fue escalando la cima de forma apresurada e impetuosa mientras yo embestía con fuerza en su alcance y ahí, nos encontramos estallando juntos…

Pero a que no adivinas lo más curioso de todo esto…

-¿Qué, que pasó? Se volteo y te ensarto hasta que te dolían las piernas y terminaste pidiendo…

¡No! Le petit norte, mi compañero se desvanece toda la noche después de alcanzado el clímax… Fue algo bueno, volví en mi pero con rastros del deseo de que todo continuase.

A la mañana siguiente desperté como de costumbre, le desperté y pedí que se fuera. A la salida cuando subía a su carro, me preguntó si me vería de nuevo pero no pude responderle.

Creo que las cervezas, solo, vuelven las cosas interesantes… Debes acompañarme a la siguiente.

4 de agosto de 2011

Carta 3: Te tengo impaciente, ese es mi placer

Toda historia debe tener algún final, sea cual sea, esta ultima carta la publico cómo un experimento y un intermedio antes de cambiar un poco los siguientes relatos. Debo recordarte que antes de leer esta carta debiste leer la CARTA 1 y la CARTA 2
Sabía que no tenía que esperar nada nuevo de ti, te doy la oportunidad de escribirme para que intentes convencerme de seguir y parece que tu intelecto no permitió que alcanzaras más que a causarme repudio, como siempre.

Daré fin con lo de relatar el expediente María.

Era una tarde para nada especial, acordamos vernos en el parque está cerca del camino de regreso de su clase de ballet aun que un día antes me envío un mensaje al celular diciéndome que faltaría a la clase así que nos vimos más temprano.

Ella llego a la hora acordada, ni un minuto antes ni uno después, yo la veía unas bancas detrás de donde acordamos vernos. Se veía realmente hermosa, llevaba una pequeña falda, sandalias y una blusa con un cuello en “V” que le daba como resultado un discreto escote donde se asomaba su terso pecho y te invitaba a pensar en lo que la blusa oculta.

Lucía nerviosa pasando apenas unos diez minutos de la hora acordada, volteaba buscándome por la calle así es que no tuve corazón para dejar esperándola más. ¿O quizás es que mi impulso por tenerla era más fuerte que mi paciencia? Si, igual como a ti que no puedes esperar para cerrar la puerta del hotel y desvestirte.

Llegue y le salude con entusiasmo, le abrace con fuerza y al oído le susurre que me disculpará por la tardanza. Ella sonreía, pero sus nervios se hicieron aun más evidentes cuando dije - ¿Lista, nos vamos?

Sólo apenas asintió con la cabeza y le tome la mano caminando unas cuantas cuadras al hotel que había elegido. Creo que fue algo tonto de mi parte elegir un auto hotel cuando íbamos a pie, aún así el lugar era adorable por dentro.

Lo que no podré olvidar es que al entrar y pedir la habitación, la tomaba fuerte del brazo y ella temblaba sin igual, claro, también ayudo lo incomodo del tipo que da las habitaciones al vernos sonriente, más bien, con cara de idiota masturbado viendo una fantasía en su mente. Como tú, cuando me viste con tu amiga.

Entramos a la habitación y nos sentamos en la cama, tire mi mochila a un lado y la abrace con dulzura para susurrarle – Tranquila, yo me encargaré de todo…
Acto seguido comencé a besarla como de costumbre, sólo que ahora iría mucho más aprisa porque por fin sería mía. Si, ya había esperado demasiado y ya no podía soportar más.

Me coloque sobre ella y la acariciaba con suavidad, levantaba apenas su blusa amenazante de removerla, ella no sabía qué hacer pero disfrutaba besarme en el silencio.

Me levante jalándola hacia mí, se puso un poco de pie y un poco más emocionada siguió besándome. La separe de mi tan solo un poco y le dije – Aprenderás a desvestirme…

Guiaba sus manos lentamente hacia mi cadera, tomo mi blusa y la fue levantando lentamente, le ayude a quitármela por completo. Pareciera que nunca hubiese visto otra chica desnuda, me quite el brassiere para ella dejándolo caer al piso y ella se puso nerviosa, tome sus manos y las puse sobre mis senos.

Seguro en esta parte estas tratando de recordar mi cuerpo, bien el recuerdo será tu único consuelo…

Continuamos besándonos mientras que llevaba sus suaves manos a masajear mis senos, indicándole que es parecido a como yo la tocaba y en ese instante sonrío para volverme a besar.

Lentamente iba comprendiendo como acariciarme a mí, continuamos así tan solo un rato hasta que igual le desnude el torso igualándonos en condiciones, pero era ya demasiado tiempo en este jugueteo y tenía que hacerla mía de una sola vez.

En ese punto estaba igual que tu ahora, impaciente de llegar al éxtasis… Aun que creo que no es pretexto para tu corto tiempo para llegar al mismo.

Explote, sin más, pero de una manera tierna lleve sus manos hasta mi pantalón y me desnude para ella. Seguido, le empuje en la cama para que callera recostada. Me lancé sobre ella con algo de delicadeza recorriendo sus piernas e invadiendo su falda para llegar a ese templo que pronto será mío.

Desearía describirte todo con detalles para imaginarme tu cara de perversión y tus manos inquietas invadiendo lo que con sarcasmo llamas intimidad… pero no será así, sólo sabrás los detalles importantes.

Besaba su cuerpo, lo recorría por completo de forma que deseara su desnudes y su entrega o por lo menos así yo lo creía. Ya en un tiempo donde mi diversión tenía que aumentar le susurre al oído – Con ningún hombre sentirás esto…

Todo iba normal, nada que te interese realmente… Pues en los juegos realizados en el templo de Lesbos son tan mágicos que sólo se pueden explicar cuando los vives. Pero no soportaba más y de mi bolsa saque un pequeño juguete, un juguete que al verlo ella abrió tanto los ojos que parecía que gritaba con ellos de sorpresa…

Tome ese juguete entre mis piernas, le tome por sus manos y ella separo sus piernas de una manera instintiva. Dijo entre suspiros de gusto provocados por mis besos que tenía miedo, hice como si no le escuchará y me coloque a las puertas de su edén.

Entre sin pedir permiso, sin lamentaciones pero con una felicidad absoluta y así continué.

Lo que no podré olvidar, creo es el momento más romántico de mi patética vida, es que al finalizar se recostó sobre mi pecho y yo disfrutando mi victoria dijo – No imagine que sería así… pero me encanto.

Mi idea original era irme y dejarle ahí, pero creo que me conoces. Tuve que tenerla para mí unas veces más hasta que pidiera tregua… y así fue, fue la vez que más tarde llego a su casa y en la última que le vi.



Quizás la busque este fin de semana y vea si algo puede surgir.

¿Será que me persuadas para que salgamos?
Luisa

Pronto más relatos...

24 de abril de 2011

Carta 2: Erecciones nunca complacidas, la historia de tu vida.

Antes de leer esta carta, debes leer la CARTA 1

Eres el tipo más necio de la historia más jodida que puede contarse acerca de un tipo que escribe cartas… ¿Te gusta que te ignoren verdad? ¿Te gusta que te bateen? ¿Siempre es así cuando intentas hablar con cualquier otra mujer, esperas que te ignore?

Me limitaré a continuar con la historia del expediente de María e ignorare tu comportamiento tan imbécil que no comprende que no responderé tus preguntas insulsas.

Ella no se movió para nada y tenía los ojos tan abiertos que parecía tan asustada, hasta parecía que el tono de su piel era dos veces más blanco que el natural pero sus mejillas le adornaban un enternecedor color rosado. Subí el pequeño pants ajustado hasta su cadera, me levante y le abrace.

Susurrando en su oído le dije – Calma, calma… ¿No te ha gustado?

Ella trataba de decir algo, no le entendía, así que le senté a mi lado en su cama.

Creo que debemos irnos, mis papás no tardan en llegar – eso dijo ella, justo ahí tome su rostro con algo de fuerza entre mis manos mientras que ella volvía a verme con una cara de sorpresa escondiendo el miedo.

Tranquila, no te va a pasar nada – con delicadeza me acerque a su tierna boca y rose sus labios con mi lengua tan solo un poco, como si los humectara y le besé con suavidad saboreando sus labios. Sentía como intentaba no cerrar los ojos pero aún así lo hacía.

Después de unos segundos forzados termino cediendo al beso y se dejaba guiar por los roces de mi lengua mientras que ella trataba de alcanzar la mía para rozarla. Mis manos acariciaban con suavidad toda su espalda hasta que nos recostamos y seguíamos el beso, en un instante nos separamos y reímos como si hiciéramos una travesura.

Me gire para situarme sobre de ella y volver a besarle, ella se reía mientras buscaba su boca para momentos darme unos pequeños besos. Ahí con fuerza tomes sus manos y le sonreí para luego besar su cuello ahí ella cerro los ojos y podía escuchar en silencio su respiración.

Solté sus manos para llevar mis manos por su estomago mientras me colocaba sobre sus piernas, mis manos subían por su torso hasta que llegue a sus delicados y pequeños senos los cuales comencé a acariciar con suavidad sobre su pequeña blusa y sus pezones comenzaron a levantarse retando la resistencia de su blusa.

¿Qué? De seguro en este punto de lo que te voy escribiendo ya estas con una erección descomunal. Eres un asco de persona, jaja… ¿Recuerdas cuando te decía puerco? Creo que siempre lo has sido.

Comencé a jugar un poco con sus pezones sobre su ropa, fue ahí cuando ella parecía que iba a detenerme pero comenzó a apretar la cobija de su cama y la mala suerte llegó a mí. Sonó uno de esos relojes que suenan en cada hora en punto, ahí ella se giro y me dijo que sus padres no tardarían en llegar así que debía irme.

¿Piensas que me moleste y salí sin decir nada? No, no fue así pues como ya te lo había dicho la paciencia aquí es mi mejor arma así que riéndome y con cara de preocupación corrimos a la puerta donde salimos trotando donde a media calle me di cuenta que había olvidado mi sudadera ahí en su casa, ella me dijo que me la daría luego. Aun que odio esos relojes que hacen algún sonido cada jodida hora…

Hasta ahora es que pienso que la debí dejar apropósito para que tuviese algo que le recordará lo que hizo hoy, donde no hay culpa sino donde recuerde su gozo en un pecado.

Nos vimos al día siguiente pero andaba callada conmigo y hasta algo distante, normalmente caminábamos algo lento cuando platicábamos y ahora casi trotaba para donde sea que fuésemos. Ese día salía más temprano del ballet, por primera vez le espere afuera mientras fumaba un cigarro. Si, a ella no le gustaba cuando fumaba así que después de mi cigarro unos chicles de menta tuve que masticar de esos que por poco escaldan tu lengua por tanta menta.

Ella salió pronto y a paso apresurado, se acercó a mi mientras se despedía pronto de compañeras para decirme con fuerza – Tu y yo tenemos que hablar.

Sin más le seguí por el camino a su casa, dimos vuelta hasta un pequeño parque donde tienen de esas máquinas rústicas de gimnasio.

No fue correcto lo que hicimos el otro día y si se que también tengo algo de culpa pero te hablo de frente para aclarar las cosas y asegurar que no se repita – me decía con una fuerza y rapidez que me parecía tan convincente pero por dentro me reía era una ternura hablando haciéndose la chica tan madura – Así que, no fue nada lo del otro día y que no vuelva a pasar…

Claro, no le deje terminar cuando le jale a mi lado para que se sentará lo cual le sobresalto. Le senté a mi lado y le di un pequeño beso de esos de piquito ella alzo la mano amenazante y con gentileza la tome.

Mira, dime la verdad y dilo frente a mí. ¿Es que no te ha gustado para nada? – le decía con un tono suave de mi voz, el que dices que es el tono de voz para convencer al mundo – Sí es así, me detendré. ¿Pero que no ha sido algo nuevo, emocionante y sobre todo… como adictivo?

Se quedo callada unos momentos para solo cruzarse de brazos y recargarse en la banca mientras apretaba los labios y dijo un suave “Si…

Entonces no te enojes conmigo – pase mi brazo sobre su hombro para abrazarle y acercarme a su oído – si quieres lo guardamos en secreto, sólo tú y yo lo sabremos.

Ahí le di un suave beso en los labios y se sonrojo un poco para después acompañarle a su casa, justo al llegar a la puerta le dije que le enseñaría otras cosas interesantes pero que tendría que comer conmigo.

¿Tú qué crees que no acepto o que si acepto? Yo sé que me conoces por lo menos un poco y también porque eres un puerco te imaginas la respuesta. ¿No es así puerquito puercote?

Es algo claro, no se negó y pues pasaron unos días para que por fin se realizara y bueno lo planeamos de varias formas para irnos a comer pero por los tiempos que tiene no podíamos ir a ninguno de los lugares que se me ocurría. Debí haber pensado en otros lugares más cerca y no solo los que me gustan.

Fue un viernes por la tarde, parece ser que es cuando más tarde llegan sus padres a casa y acordamos que trataríamos de preparar algo en su casa. Mientras ella estaba en su clase yo fui y compre algunas cosas para cocinar, algo de carne, cebolla, tomate y arroz. ¿Crees que soy demasiado amable? Si, en otra ocasión ella hubiese pagado todo…

En el camino iba emocionada y yo le sonreía cada vez que se reía como si fuésemos a hacer una travesura, me confesó que nunca había cocinado sola que sólo de vez en cuando le ayudaba a su madre.

No recuerdo exactamente que hicimos solo recuerdo que a cada rato teníamos que estar limpiando, ah… si, fue algo de los rollos de carne rellenos de queso y fritos sazonados con algo de salsa inglesa y verduras al vapor…

Lo interesante fue a la hora de lavar todos los platos, ahí fue realmente lo divertido, jugueteamos un poco entre cada momento donde le robaba besos y ella ya con más naturalidad me daba algunos o pasaba mi lengua por su boca y una o dos veces le acariciaba el trasero o le nalgueaba.

Nos sentamos, ya después, un momento en la sala poniendo atención a la hora (te insisto, odio esos putos relojes que marcan cada hora) pero dentro de unos segundos dijo – Dime. ¿Qué cosas piensas mostrarme? ¡Pero dímelas primero!

No, jaja, así no funciona esto – le decía mientras me recostaba un poco en el sillón – todo tiene un precio para que lo averigües, sólo puedo garantizarte que no te dolerá.
Ella iba a decir algo justo cuando me estire para abrazarle y jalarla sobre mí. Le apretaba fuerte contra mí y con un suspiro que dejo escapar le comencé a besar, me encantaba saborear sus labios rosas, ella supongo por instinto coloco sus piernas alrededor de mi cadera para como sentarse en ella.

Con mis manos acariciaba su cadera con suavidad para guiar un movimiento adelante y atrás provocando que su entrepierna roce mi pelvis. Así durante un rato hasta que me gire dejando que ella se recostará en el sillón.

¡Por supuesto que ahí apareció mi impaciencia! No podía esperar más, así que subí su blusa hasta por encima de sus senos, me encantaba que cuando salía de clase de ballet no tenía el brassiere. Comencé por atender sus senos con mi boca con suavidad y solo pare un poco para susurrarle “Esto es lo nuevo” así fui bajando por todo su torso, ella no decía nada, sólo combatía ese estremecimiento en su cuerpo.

Gire su cuerpo, le dije que se recargara en sus rodillas mientras bajaba con rapidez su pants y pantaletas, ella quiso voltearse pero no le deje, sin más comencé a besar su trasero, que belleza tan blanca y tan limpia, no me pude contener y mi lengua paseaba por sus piernas…

Pero una vez más, justo cuando le llevaba al éxtasis girando mi lengua en su pequeño templo que era tan exquisito y puro de un color tan tenue y rosado… ¡Suena ese puto reloj de nuevo!

Ella se paró a ver el reloj, yo le tome con fuerza la cadera y justo cuando iba a llegar murmuraba – Ya vienen… va… va… vámonos…

No tuve más que dejarle, salimos mientras se acomodaba la ropa, me despedí de ella enseñándole a besarme el cuello. Lo hizo de una manera muy graciosa, daba besitos pequeños y luego lamía hasta que le decía que besara como si fuesen mis labios y hasta pequeñas mordidas me daba. Nos sonreímos, le di un beso en los labios.

¿Te gustaría probar algo nuevo la siguiente vez? Se me ocurre a donde iríamos – le dije y ella sólo asintió con su cabeza.
¿Es ahora cuando ya tienes una erección digna de concurso? ¿Deseas que esas ganas sean saciadas no?

Lástima, tendrás que esperar para la siguiente carta donde te contaré la culmine del expediente de María.

Ahora puerco, puedes escribirme y tratar de convencerme que te envíe pronto la siguiente carta anda, trata de ser convincente.

Imponiendo un reto,
L.


Continua Carta 3

10 de abril de 2011

Carta 1: No es un orgasmo pero te estoy escribiendo.

Ha pasado demasiado tiempo desde que te respondí una carta. Hasta me parece condescendiente de mi parte, pero tengo mis razones para estarte escribiendo.

Tus últimas cartas, podría decir que son ya un ciento de cartas, no las leí y ni pretendo hacerlo. Han de ser igual que las otras preguntando hasta el final de la hoja cosas que creí dejar en claro que no respondería y que no me interesa que lo sepas.

¿Quién trabaja para quién? ¿Qué tal va tu vida? Si, tienes razón son preguntas que no me interesa que llegases a responder pues lo más seguro es que tu vida sigue al igual que la mía. ¿Sabes cuál es la diferencia? Mi vida esta tan llena de emociones y desconsuelos que tú ya te hubieras suicidado y no por decisión, sino por miedo.

Claro que intente suicidarme una vez más, creo que mi estomago ya puede digerir las pastillas de una forma más fácil y sin que me cause estragos graves, es una lástima… ¿Qué hay de ti? Ojalá estuvieras en ese filo del barranco para que veas que ese vértigo es el único que te hace sentir tan vivo que… bueno aun que fueses la puta más ninfómana del mundo y contenta al obtener su vicio, no se le compararía a esa sensación.

Una de las razones porque, creo, te escribo es por este sentimiento de soledad que me está invadiendo últimamente. Lo sé, preguntarás algo como << ¿Qué a ti no te gustaba ese sentimiento? ¿Por qué ahora es cuando parece que te molesta? >> Verás, ahora no es como me agrada ya que realmente me hace sentir mal.

De acuerdo, no perdamos más el tiempo en él porqué escribo y porqué no lo había hecho. Pasemos al “caso de María” una de mis víctimas.

No comas ansias, pronto sabrás porque “víctima”.

La primera vez que vi a María fue en la universidad cuando pretendía entrar a un diplomado para fortalecer un poco mi currículum. Claro que ella no estudiaba en esa universidad, ella ahí estudiaba inglés y francés, lo que ella estudiaba a lo largo de la semana era gastronomía y ballet.

Debe ser fantástico que desde pequeño tengas tantos deberes por realizar, una agenda tan ocupada y de cada cosa aprender algo.  Ella era ese tipo de personas que todo el tiempo tienen una actividad que hacer y los amigos y conocidos son más como personas que se encuentra en los pasillos o en las calles.

Tenía cierta inocencia natural, una figura delgada y de facciones finas, una piel tan blanca como porcelana lacada… Como te lo has de estar imaginando, una belleza de mujer con cara de niña que no rompe ni un plato.

No me detendré en tantos detalles, en cuanto le vi me acerque a hablar con ella y como de costumbre iba de prisa pues mientras hablábamos algo coloquial caminábamos hacia donde tenía que dirigirse en una de sus actividades. Casi corría tras de ella y fingía no tener interés alguno en nada… Así fue una semana entera que recorría el campus para volverle a encontrar hasta que repetíamos la misma travesía.

Fue un viernes que por fin deje de preguntar por ella, su día y dije que realizaba por las tardes. Claro, ya debes de estar suponiéndolo, le mentí dije inmediatamente que me dedicaba a tomar fotos en fiestas, reuniones y cosas de eso con un estilo vintage, es decir, únicamente una cámara pentax que tenía ahí empolvada en casa.

Todo así de lento iba, y como debes estar pensándolo, es obvio que no tenía tanta paciencia en mí para esperar hacer de esta adorable chica mi adorada víctima así que es claro que hubo otros expedientes de los cuales no te contare en este momento… Era difícil no apresurar las cosas, así tenía que ser todo con ella, el ver esa boca suya con un tono rosado natural, su piel tan blanca… bueno, me ponía fuera de mí tanto que a la fecha no sé cómo le hice para contenerme lo necesario.

En uno de esos tantos recorridos al autobús que abordaba para ir a su clase de ballet me invito a ir a su clase, a partir de ahí sabía que que todo podía ir un poco más rápido… Varias veces estaba viéndole bailar, sonreíamos al unisonó y se apenaba cuando le llamaban la atención y siempre era la última en salir pues mientras ella acomodaba todas sus cosas las demás salían corriendo.

Fue un viernes, en la clase le había ido mal por no hacer bien, bueno no entendí bien que se supone que hizo mal pero ella estaba triste. Entre a los vestidores cuando sólo estaba ella, sollozaba mientras guardaba todo en su maleta, ahí entré en silencio a sentarme frente a ella.

Ella se limpio las lágrimas que apenas escurrían en sus delicadas mejillas y me entrego una sonrisa forzada, emití una pequeña carcajada y tome su cara entre mis manos viéndola directo a esos encantadores ojos… ¿No te dije de qué color eran sus ojos, verdad?

Te encantarían que fuesen azules para que tu erección este bien justificada, pero no, eran cafés obscuros… Así bien, tenía su cara tan delicada entre mis manos y me acerque a ella para decirle en voz baja - ¿Por qué te importa lo que los demás digan? Hoy lo hiciste bastante bien, que se jodan… Lo que digan que te hizo falta lo conseguirá pero no debes llorar.

Ella sonrío de manera angelical y dijo – Aún es temprano. ¿Qué tal si vamos un momento por mi casa?

Era claro que no podía rechazar tal invitación, así que caminando donde trataba de alegrarle mientras ella buscaba ocultar esa cara de preocupación llegas a casa de ella. De manera pícara me dijo – Deja ver si están mis papás… Para ver si podemos estar un rato adentro.

Bendita fue mi suerte, sus padres no estaban y me invito a pasar con un poco de vergüenza y ese color rosado subiendo por sus mejillas me mostro la sala, cocina y comedor para terminar ofreciéndome un vaso con agua. Se sentó en un banco cerca de la barra de su cocina justo al darme el vaso con agua, en seguida me coloque a su lado pegando mi hombro con el de ella y le sonreí mientras bebía un poco.

Ahí fue cuando a esa pequeña niña comenzó su viaje a ser mi víctima, gire en el banco quedando frente a ella y con mis pies le gire hacia mí quedando frente a frente mis pies rodillas junto a las suyas las deslice a la parte interna de sus muslos y abrí sus piernas con delicadeza ella cedía. Me sonrío junto con una cara de confusión, le sonreí y dije – Y bueno, espero que ya no te sientas triste porque si no la verdad es que he fallado. ¿Es así, sigues triste?

No, bueno, un poco pero es que… tienes bastante razón, creo que debería hacerte un poco más de caso – me dijo mientras se soltaba el cabello.

Creo que necesitas algo nuevo en tu vida, algo inesperado, siempre andas en una rutina constante y estas obsesionada con ello – le decía viéndole fijamente para después terminar con el vaso con agua y le tome de la mano - ¿Te gustaría que te ayude con eso? Creo que así tendrás un poco más de fuerza contra esas cosas…

¿Y cómo es eso? – preguntó con un aire de inocencia tratando de esconder su verdadera confusión.

Le dije que necesitamos un lugar donde podamos poner su música favorita ella dio un vistazo rápido al reloj y me dijo que debía ser rápido pues sus padres no tardaban en regresar, así es como subimos a su habitación y puso “El lago de los cisnes” porque era la primera obra que interpretó cuando inicio ballet.

Ahí en la habitación nos sentamos en su cama, le dije que debía relajarse… pasó unos minutos cuando le tome con fuerza abrazándole contra mí y murmurándole le pedía que solo cerrara los ojos y se dejará llevar por la música, lo hizo.  Ella inconscientemente me tomo por la cadera y llevaba el ritmo con sus dedos.

Con una de mis manos apreté su cuello con fuerza, ella se sobresalto, me fui acercando con suavidad mientras apretaba con menos fuerza su cuello – Shh, tranquila, es parte de…

Sin terminar la oración acerque mi boca a la suya y comencé a besarle, podía sentir que me veía mientras yo entrecerraba los parpados y mi lengua recorría sus labios humectándolos con suavidad como si sintiera el sabor de su piel, del color rosado de sus labios, tan tiernos y puros que yo me atrevía a invadir. Por inercia cerró los ojos y con algo de torpeza movía la lengua y sus labios me daban pequeños besos en cada uno de mis labios mientras que con los míos tomaba alguno de ellos para succionarlos con suavidad…

Nos recostamos en la cama, le puse sobre mi y ella sólo se recostó dejando que le besará e intentando participar en el beso mientras que con roces de mi lengua contra la suya intentaba guiarle, girando cada una de ellas rozándose nuestros alientos se entremezclaban, sus manos acariciaban mis brazos y mi torso mientras que las mías recorrían haciendo mía toda su espalda. Gire quedando sobre ella y con suavidad suspendí el beso donde, al mismo tiempo, respiramos buscando recuperar el aliento.

Esa fue la primera parte – le decía sonriendo y ella mostraba una cara de sorpresa inmensa – pero creo que hoy llegamos hasta esto, mañana podríamos intentar algo más. ¿O quisieras saber qué seguiría?

Ella sólo asintió un poco como si quisiera decir que si pero la duda le invadía, me acerque y le besé con delicadeza para después abrazarla suavemente y susurrarle que pasará lo que pasará era nuestro secreto y que cuidaría de ella. ¿Qué, ya vas creyendo que soy de lo peor? Aún no sabes nada…

Volví a besarle pero ahora de pie, ahí mis manos se deslizaron hasta su cadera y mis dedos levantaban un poco del resorte de ese pants tan entallado que llevaba después de la práctica de ballet, buscaba sus pantaletas  y al encontrarlas de un golpe baje su pants y las pantaletas descubriendo por completo sus piernas me arrodille enfrente de ella mientras que ella intentaba taparse y decir negativas a mi acción…

Tranquila, no te haré daño – le decía mientras mis manos acariciaba sus piernas – debes saber que eres muy linda y si tienes la fuerza de estar así vulnerable, la tendrás para cualquier otra cosa.

Bese cada una de sus piernas dejando un poco de mi saliva y con suavidad fui subiendo sus pantaletas, se las deje puestas mientras mis manos acariciaban suavemente sus muslos y ella intentaba moverse de ahí pero algo le mantenía en la misma posición, sentía su mirada de asombro…

Creo que ya son suficientes páginas para una simple carta, no creas que todo ahí termino pero siento que hasta aquí mereces saber.

Sin amor alguno,
L.


Continua CARTA 2

4 de febrero de 2011

¡Ya no más café! [PARTE 3.3]

No me queda más que decir, ha sido mucho tiempo de retraso y aun que siento que no esta completamente como me agrada, he aquí el final de esta historia, espero sea de tu agrado y sino, que te desagrade lo suficiente.
Antes de seguir leyendo debes leer PARTE 3.1 , PARTE 3.2 y claro las partes anteriores.
Al llegar a la entrada del edificio ella dejo de relatar le invite a pasar con una seña hacia el interior y ella paso buscándome con la mirada. Subí las escaleras hasta llegar a mi apartamento, ella solo me seguía en silencio. Abrí suavemente la puerta y empujándola señale hacia adentro para que ella pasara.

Ponte cómoda. ¿Gustas algo de tomar o comer? – ella solo se encamino a al sofá más grande y se acomodo sentándose sobre una pierna suya y quitándose la chamarra. Camine a la cocina y me serví un vaso con agua repitiendo si se le ofrecía algo, ella dijo desde lejos sólo un seco no.

Me senté a su lado pero viéndole de frente, buscaba la mirada de esos grandes ojos. Ella evitaba mi mirada dando vueltas por la sala…

Entonces, te invite el frapuccino… ¿Y? – le dije mientras dejaba mi vaso vacío en la mesa de centro. Ella volteo a verme con ese gesto retador y pasando a torcer la boca tan solo un poco.

Por un largo rato bebíamos el café y platicábamos, la música que nos gustaba, lo que hacíamos para vivir y cosas que hacemos en el tiempo libre. Nos estábamos conociendo – me decía mientras se movía en el sofá como si buscara una posición más cómoda – salimos del café yo con ganas de irme a mi casa, no te di mi número telefónico ni nada por el estilo, fue cuando salimos que ya iba a cruzar la calle y con fuerza ja… agresiva quiero pensar, recuerdo que desperté con la sensación de ese apretón en mi brazo, me detuviste y sonriendo con cara de perdedor masturbado me pediste que esperara…

Al escuchar “perdedor masturbado” me dio tanta gracia que reí y ella aguanto su risa con un tosido.
Sí, bueno – continúo – me dijiste que no me fuera aún que si quería ir a otro lado contigo como a comer algo o algo así, yo con aires de niña pedante te respondí que no y jale mi brazo, creo como para que me insistieras. Me viste y sonreíste con un tono burlón o sarcástico y me diste una tarjeta con tu e-mail y tu celular y dijiste “Ojalá llames” y te vi caminando por la calle hasta que diste vuelta en una esquina…

¿No tienes cerveza o algo así? Cuando salí con mis amigos íbamos a un bar y acabamos en un café por dos de las novias de ellos que no querían ir a ese bar – interrumpió su relato de su sueño mientras se acomodaba el cabello – y me quede con las ganas de algo de alcohol.

Sonreí y sin decir nada me pare hacia la cocina, desde ahí le mencione que sólo tenía un poco de whiskey. Lo lleve a la mesa del centro junto con los vasos con hielo. Le serví a la medida que ella me dijo, sencillo y con agua. Yo lo serví doble.

Bebió un poco y continúo – no recuerdo más de ahí, se supone que después no te llame ni nada hasta un domingo que estaba de flojera tenía ganas de salir y nadie estaba disponible, fue cuando encontré tu dichosa tarjetita y pues pensé mucho en llamarte pero al final te marque…

Toda estúpida al escuchar tu tan mamón “diga” colgué el teléfono, ahí volviste a marcar y dijiste “Hola M… ¿Qué se te ofrece?” y te imagine con esa maldita sonrisa tan burlona que molesta me hice la loca y la plática salió hasta que mencionaste lo de salir diciendo “¿Por qué no nos vemos, puedes hoy o tienes cosas que hacer?

Me resistí un poco pero al final te pregunte que a donde iríamos, de ahí no recuerdo mucho de la salida – continuaba de forma rápida como queriendo terminar - sólo que hablábamos en una casa de alguien… Por eso, creo, acepte a venir.

Ahí es cuando se hizo el silencio presente y no bajaba mi mirada, me gustaba verle. En un instante se levanto y agarro su chamarra…

¿Te vas? ¿Por qué?

Esto es algo estúpido – me decía con un tono algo molesto y tratando de alejarse de mi tratando de detenerle – sólo te me hiciste algo familiar pero el sueño es completamente distinto, sólo lo he tenido y fue coincidencia que te me hicieras familiar… Bueno, ya…, me voy.

¿Eres así de absurda todo el tiempo? – ella volteo a verme algo molesta mientras yo me sentaba de nuevo en el sillón – Son las tres de la mañana, más o menos, sólo que tu eres la representación de alguien con quien he soñado o por lo menos eso creo… Bueno, creo que yo estoy más seguro que tu.

Tomare un taxi…

Claro, porque en esta ciudad una chica linda a las tres de la mañana puede viajar sin ningún problema… - la tome con fuerza y cargue hasta el sillón – Se que es muy pronto para pedirte algo, pero deberías quedarte aquí esta noche, yo dormiré en el sillón y tu puedes dormir en mi cama. Acabo de cambiar el juego de sábanas y es cómoda.

Torció la boca pero después de un largo rato de estar discutiendo sobre lo mismo, acepto, bebimos un whiskey más en silencio. Le mostré la habitación y me agradeció, se recostó y cuando me disponía a salir de la habitación con una almohada y una cobija en mano dijo “No me dijiste todo tu sueño, ¿verdad?” le respondí “Tú tampoco lo hiciste…” y salí de la habitación.

Me senté en el sillón y atrás de mí venía M… y con un tono autoritario me exigía que le contara todo el sueño.

¿Por qué he de contarte todo el sueño cuando yo soy el más convencido de que tú eres la que en mis sueños apareció? – Le dije alzando un poco mi voz – En ese caso, cuéntame lo que falta que me cuentes…

No, cuéntamelo tu – en ese momento se sentó sobre el sillón y jalo mi almohada – No tengo que ser yo primero, anda, dime que más paso en tu dichoso sueño.

Los invitados primero…

Estuvimos un rato más discutiendo de eso hasta que me recosté casi en sus piernas estirándome a lo largo de lo que sobraba del sillón…

Eres un tipo odioso… – dijo mientras me golpeo la frente con la palma de su mano y yo sólo me reí un momento – El caso es que seguía molesta contigo pero fuimos al cine… la verdad no recuerdo mucho, en el cine tomaste mi mano y me sonreíste… bueno de inmediato me moví a la otra butaca y tú te reíste, la película siguió unos momentos y yo de reojo te veía en la misma butaca. Hasta que me distraje un momento y fuiste en friega, me giraste la cara y me diste un beso sólo para regresar a una butaca de mí.

Ahg… Sabes que, esto es una estupidez… – se paró de un salto y fue al cuarto cerrando la puerta. -  ¡Ni estoy segura que tú seas el del sueño!

Entre atrás de ella en cuanto intentaba cerrar la puerta, se hizo la desentendida y se acostó en la cama.

Vine aquí pensando que eras él todo por tu cuentito… Pero creo que me equivoque.

Igual y no soy el tipo del sueño - le decía mientras me sentaba a lado de ella en la cama – Pero de algo estoy seguro, tú tienes todo ese parecido con la chica de mi sueño. Igual aún que te molestes y, bueno, sé que no soy lo que esperabas… es grato tenerte aquí.

Sentado a su lado y ella sentada frente a mí estuvimos un rato, esquivándonos las miradas y a la vez buscando mantenerlas el mayor tiempo posible… Hasta que el sol se colaba entre las persianas, en ese instante ella se levanto, abrió por completo la persiana y dijo – Suficiente, por lo menos no eres un depravado… - Y comenzó a caminar hacia la puerta de la habitación.

Me apresure y la tome del brazo con fuerza jalándola hacia mí y le sin pensarlo más le di un beso suave en los labios, fue algo rápido y repentino. Le solté y carraspee un poco – Te acompaño a la puerta… - le dije señalando la puerta.

Me veía fijamente y en un solo movimiento me abofeteo con una fuerza, sólo para que después me jalara hacia ella por la camisa y me besara fuertemente. Ahí, no me pude detener como antes y seguí el beso, cada vez aumentando más y más mis caricias con los labios y mi lengua contra su dulce boca.

Todo fue de un golpe, todo fue como esa bofetada… por lo menos hasta que dije – Y vamos por la felicidad – Ella sonrió mientras alzaba los brazos para que pudiese quitarle su blusa, así como riéndose quitándome la mía.

No tienes que saberlo todo, sólo ten por seguro que de la forma más sutil pero perdurando con esa marca que deja el dolor mis dientes no sólo hicieron carreteras, sino que construí toda una vialidad en una ciudad… Resanando cada parte de esta con mí saliva…

Mis manos se atraían a su cuerpo sin freno alguno buscando sólo sentirla por completo, empaparme de ese sueño que sólo llegue a creer que eran arenas de Morfeo.

Casi al medio día después de la explosión donde los deseos buscaban el holocausto, sin decir nada, nos veíamos sentados con el atuendo de la felicidad puesto cuál uniforme. Me sonrió y con delicadeza le ayude a vestirse y ella a mi…

Y bueno, que más… Ahí en la tarde a pleno rayo de luz caminamos por la calle, pasamos el café y en la esquina fue cuando con la mirada baja sonrió. Se dio la vuelta y comenzó a caminar lejos de mí, ahí le grite “¡Y no soy un sueño!” giro, me regalo otra sonrisa y con su mano se despidió de mi.

Eso fue todo, amigo.

No me jodas… y todo en una noche. Increíble… ¡Ey, dos vodkas más por favor! ¿Si quieres más, cierto?

Asentí con la cabeza para después beber lo que quedaba en mi vaso de vodka y comenzamos a cantar…

Sometimes is all the time,
and never means maybe,
sometimes is all the time,
maybe and I'm moving on...
And I'm moving on,
(sometimes I feel alone)
and I'm moving on,
and I'm moving on...

Qué buena rola… - decía mientras movía mi cabeza suavemente - Y total, es todo en lo que he pensado…