Esta noche, los
sueños me invaden, los recuerdos me marean y las ilusiones me elevan… Me dejo
guiar por el encanto de la noche, su dulce aroma, con su éxtasis de estrellas,
con su inmensidad de formas escondidas en la oscuridad; respiro el aire
cristalino que me lleva a empezar a pensarte.
Extasiada de confusión, empiezo a escribir de ti, en este jardín oscuro.
Subo la mirada, y ahí está la luna, observándome, invitándome a bailar bajo su as de luz, me incita a conquistarte, y aunque sea en sueños, sentirte mío, sentir el roce de tus labios en mi piel, sentir la caricia de tus dedos sobre mi ser, imaginarme tuya, convirtiéndolo en nosotros, en la fusión perfecta de nuestras almas…
Respiro, acomodo
los pensamientos, me dispongo a escribir, por ti.
Aprendí a amar
cada letra que pide a gritos salir de mis dedos, para plasmarla aquí, dónde tal
vez me lees, dónde tal vez me recuerdas, dónde tal vez me extrañas, aunque sea un
poco.
Aprendí a llenar
mis letras de rabia, de pasión, de inspiración, por el simple hecho que
nacieron gracias a ti, pero no contigo.
Aprendí que
tienen que ser llevadas a los ojos del mundo, que deseo, se entere que ya eres
parte de estos insomnios, de esta pasión de escribir, de este maldito
sentimiento que apareció con tu llegada.
Hace tanto no me
sentía así, tan llena de alguien, pero vacía de el.
Extrañando a una persona que nunca ha mirado mis gestos, que nunca ha mirado estos sueños en mis ojos, que nunca ha desesperado por saber de mi.
Extrañando a una persona que nunca ha mirado mis gestos, que nunca ha mirado estos sueños en mis ojos, que nunca ha desesperado por saber de mi.
Hace tanto que no
escribía para quién no me deseaba leer, que no moría por un beso de mis labios,
para quién no quería tomar mi mano y caminar, sólo uno, al lado del otro, sin
preguntar porque, sólo sabiendo que allí era el lugar en el que anhelaba estar.
Hace ya tanto…
Que ya no recuerdo.
Perdí el control
de este sentimiento.
Perdí la noción del tiempo.
Perdí la sonrisa por amor, vaya ironía.
Perdí la brújula que me indicaba el sendero indicado.
Perdí el suelo, por un individuo que me fue indiferente.
Perdí las horas que te di, perdí el corazón.
Perdí la noción del tiempo.
Perdí la sonrisa por amor, vaya ironía.
Perdí la brújula que me indicaba el sendero indicado.
Perdí el suelo, por un individuo que me fue indiferente.
Perdí las horas que te di, perdí el corazón.
Decidí volver a vivir, en silencio cada noche, recordándote.
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