Casi imposible no escribir esto,
Cuando el alma aúlla dolor,
Y ansía dejarte ir,
Realmente necesito sacarlo de mi ser,
Al fin.
La historia resulto así:
Un completo desconocido llega a tu vida,
A darle “sentido”, “amor” y el mejor de los
venenos…
La dulce locura que ataña tu ser y ciega
totalmente.
Llegaste a envenenar mi vida y el resto,
Volviendo el amanecer en anochecer.
Juraste, juraste en vano tu amor,
La pasión que creí tenías por mi cuerpo,
Por mis ganas, por mi esencia…
Juraste que cuidarías mi enloquecer.
Tal vez nunca sentiste amor, sólo era un
deseo carnal,
No lo niego lograste hacerme arder en el
paraíso
Que tiempo después convertiste en el mismo
infierno,
Condescendiendo mis anhelos, mi cerebro.
Me diste todas las herramientas para
destruirme,
Creaste amor en mi alma, la dejaste
hundirse en él,
Engrandeciste mis sueños, para entonces
ponerles una cadena,
No obstante, no basto, los pisoteaste para
subir de escalón.
Heriste tan profundamente,
Logrando bloquear de tu mente mis alaridos,
Las heridas siguen en carne viva,
Gritando de dolor, llenas de amargura.
Derretiste mis alas,
Uniste mis peores miedos con la iracunda
falta de lógica,
Fui esclava de mis propios delirios,
Lograste convertirme en mi peor demonio.
Mendiola Daniela.