BIENVENIDO AL ASILO donde el cielo se
hace morado cuando es gris y si es azul se teñirá de color rosa. El asilo es el
lugar donde la demencia estalla en miles de colores con sabor a licor de frutos
de chocolate.
El demente cree en el amor y sabe que le llega, cuando el amor le ha
llegado el demente no sabe como seguir sólo disfruta.
Pero el peligro es grande cuando no se conoce que la estupidez y la
locura son vecinos con fronteras muy pequeñas y delgadas que no son visibles
para cualquiera, hay que tener buen ojo para conocer esa frontera.
Es así como ese loco que se enamora y encuentra el dulce néctar del amor
con la más dulce flor que pudo haber imaginado, así sin saber como rebasa la
frontera de la locura y se ensaña en hacer todo que lleva a perderla.
El demente cae en la disolución y la tristeza, pero la locura aún existe
pero se difumina cada vez que la flor se aleja de él.
Pero siempre el estúpido encuentra un poco de cordura para pedir
volverse loco una vez más, es así como corre contra todo buscando la frontera y
cruzarla una vez más donde sólo esa flor se encontrará y hacer la ofrenda para
obtener su dulce néctar.
Gira el mundo entorno a la locura que se siente entre cada poro de tu
piel en uno de sus roces, soñarla y desear sentirla.
Se levanta un castillo entero en su nombre sólo por oler el perfume de
su pelo mientras deja caer su cabeza en tu pecho.
Ahora estas ahí sentado, escuchando la platica de dos libélulas rosas.
Aquí no hay orugas que fumen opio para darte un consejo, en este momento eres
tu derritiéndote debajo de la puerta del consultorio del carnicero trabajando
de enfermero.
“Una inyección de amor doctor” Le
dices al carnicero que con voz gutural te cuenta que es el enfermero y sólo
tiene amor genérico… Así entra la aguja en tu piel, sin ningún aviso, el
líquido viaja por tus venas y la habitación se obscurece. El dolor recorre la
piel y es ahí cuando el recuerdo se atañe… No hay amor sin esa flor.
No importa a donde vayas o donde estés, quizás puedes hacer algo más,
pero ahí estará el recuerdo de esa flor.
Desear sentirte, querer tenerte, volver a ti… Lo único que necesita el
demente que ya no es demente, que haces falta tu para la demencia y caer en la
locura para crear el mundo juntos y dormir con sonrisas, carcajadas y despertar
con besos y caricias que hagan felicidad poro a poro.
Sean bienvenidos a este mundo, el momento, donde no le tengo pero le
tengo, donde le pienso y no le tengo, donde muero al verle para vivir viéndole…
Donde existe donde quiera que sea y existe mejor en está locura, donde le
quiero y le tengo.
¡Corte! No hables de locura, no puedo hablar si no me sueltan las manos…
-¿Por eso te estoy leyendo?
Me lees por que no me escuchas y no te tengo, por que te quiero y sabes
que te quiero pero no te quiero al no tenerte… Invasión de la demencia en el
corazón de la existencia donde la rima es la esencia..
-¡¿Qué?!
Así, sean bienvenidos a donde la locura no es sólo una copa ausente de
recuerdos es el amor en cada centímetro de piel.
-Bienvenidos al bar de la locura donde se sirve copas con falta de
recuerdo y se tiene todo para amar.
Bienvenidos al asilo de la locura.
-Bienvenidos al mundo que crearé…
El mundo donde a quien se le ama, a pesar de cada cortada y platos
rotos, se ama día a día con un camino en común.
-Bienvenidos al lugar donde no tomaremos té con el sombrerero. Aquí no
habrá un gato sonriente con acertijos en su andar…
Bienvenidos donde el amor se pierde para volverse a sentir… Pero una vez
más te doy la bienvenida a ti quien nunca se debió ir.
Por favor, sin miedo, pasa que todo será limpiado y arreglado para tu
disfrute. Aquí te amaré